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-Venga, Gorka. Te he pedido un taxi.- me siento jóven en este cuerpo.

Gorka de primero a mi lado, está haciendo ochos.

-Acompáñame a mi piso, no creo que pueda subir.-

No sabe ni lo que dice, así que lo mejor es hacer que se monte en el taxi y se marche. El coche aparece, y monto a Gorka en el asiento de atrás.

-Si vomita lo dejo en mitad de la calle.- avisa el taxista.

Resoplo y entro en el coche con él. Gorka sonríe como un idiota, y se duerme en mi hombro.

-Parece que esta noche tu novio se ha pasado de copas.- dice el taxista.

-No es mi novio.- digo cortando la conversación.

El taxi llega al bloque de Gorka, y saco al chico del coche.

-Vivo en la planta más alta.- me indica.

-Muy bien, ve a tu piso y acuéstate.-

-Sube conmigo o me tiro por las escaleras.- al final cedo y entro con él. Me agarra de la muñeca y me adentra en un ascensor.

-Gorka, suéltame.- le pido. Me besa, y me quedo quieta. La puerta del ascensor se abre y nos quedamos en el umbral.

-Ven dentro, y tómate una copa.- me ofrece su mano.

Y la acepto.

Me despierto y estoy en mi cama, Félix está a mi lado.

-Tienes suerte de que viva un médico cerca de tí. Te caíste anoche y te hiciste esas horribles marcas del cuello. Ibas tan colocada que ni te acuerdas de qué pasó.- dictamina.

Asiento y noto las lágrimas se agolpan en mis ojos.

Félix me besa la frente.

-Nada va a hacer que te suelte.- cuando se va me levanto y vomito bilis.

-¿Por qué no lo dejas?- Selena entra en el baño y me sujeta el pelo.

-No puedo.-

Me levanto y me lavo la boca. Salgo de mi casa y empiezo a fumar un cigarrillo tras otro. Puedo oír como Selena empieza a hacer las maletas.

-¿Ya estás fumando?- pregunta mi madre.

No puedo hablarle.

-Eres un poco dramática.- me dice y saca su propio paquete de tabaco. -Solo ha sido un bajón de tensión, no había necesidad de montar una escena. Esto no es una discoteca. Pero menos mal que Félix vive cerca. Creo que por fin has hecho algo bien en tu vida, y eso que solo servirías para darme disgustos. Lo mejor que has podido hacer ha sido olvidarte de Gorka y llevarte al mejor pez del estanque. Seguro que te trata como una reina, porque es la primera vez que traes a casa un cuadro bonito. Era su piso,  ¿verdad? Lo que dibujaste. Y había uno de tus sujetadores en el suelo.- me guiña un ojo. -Seguro que con él ya se te van a acabar las tonterías de salir tanto de fiesta.-

Tiro la colilla en la nieve.

-Era el piso de Gorka.- le digo antes de entrar.

Enseguida entra hecha una furia.

-Helena ven aquí ahora mismo.- entro en mi cuarto de un portazo. -Helena, sal.- mi madre chilla.

-Mamá, que pasa.- pregunta Selena que sale de su habitación.

-Tu hermana. Eso es lo que pasa.- golpea la puerta.- Helena, sal.-

-Mamá, déjala.-

-No la pienso consentir más. Primero, se cambia de bachiller. Luego entró a Bellas Artes, y ahora que puede asegurarse un futuro con Félix, prefiere a ese macarra de Gorka.- la puerta parece que va a caerse de un momento a otro. -Sal fuera ahora mismo.-

-Mamá, no puedes decirle que hacer, es mayor y no depende de tí.-

Oigo un golpe.

-Soy vuestra madre, y si yo digo que lo mejor para ella es Félix. Se va con Félix.- golpea la puerta.- Ven, Helena, ahora.

No sé que hacer, la puerta está a punto de ceder, y no puedo moverme. Y al final se abre. Mi madre se queda en el umbral de la puerta un segundo mientras Selena intenta detenerla.

-Irás con él. Lo quieras o no.- mi madre coge una de mis esculturas, y me la lanza, dándome de pleno en la cabeza, haciendo que dé de espaldas contra la pared, al lado de la ventana. Selena vuelve a intentar frenarla.

-Helena.- con todo el ruido no hemos oído al intruso colarse en mi casa. Gabriel está a mi lado cuando me quiero dar cuenta. -Helena, hay que irse.- me coge como en Halloween y me saca por la ventana. -Vamos, hay que esconderte.- me lleva por el pueblo, evitando lugares concurridos. Llegamos a nuestro destino y abre la puerta. Me coloca en una cama con cuidado. -Selena debe estar a punto de llegar.- me avisa.

Oímos un coche en la puerta y Selena entra. Me abraza, y luego habla con Gabriel.

-Perdón por pedirte esto cuando tu hermano está tan mal, pero no sabía con quién más hablar.- Selena está tan tranquila que me da envidia.

-Tranquila, Gorka está estable. Tu madre no tanto.- se ríe.

-¿Que le ha pasado ha Gorka?- pregunto mientras me incorporo.

-Está bien, pero esta mañana tenía hipotermia, había perdido sangre.- dice Gabriel. -Tú tampoco parece que estés demasiado bien, tienes el cuello como si te lo hubieras roto. Deja que le echo un vistazo.-

-Gabriel estudió medicina, ¿sabes?- me informa Selena. -Pero se dió cuenta de que ganaba más dinero con las discotecas que haciendo operaciones.-

-Además, me lo paso bastante mejor.- se ríe. -¿Has podido sacarlo todo Selena?-

-Creo que sí. Pero me gustaría hablar con mi hermana un momento.-

-Claro, yo voy a ver si Gorka se ha despertado.-

Nos quedamos las dos solas.

-¿Cuando me lo pensabas decir?- me pregunta.

-¿El qué?- son tantas cosas que no sé a que se refiere.

Saca dos camisetas de su bolso.

-¿Por qué tienes la camiseta de Noemí?-

Se me van a saltar las lágrimas. Me ha pillado, no tengo lugar donde esconderme.

-Tienes que estar de coña. Te estuve consolando casi un mes, y ahora resulta que él siempre fue tu novio.-

-No se lo digas, Sel.- le pido.

-Pero lleva poniéndote los cuernos desde hace cinco años. Debiste haber dicho algo y no ponerte a llorar.-

-¿Y qué querías que le dijera? No se acordaba de que era yo.-

-Joder, Na.- resopla. -Vámonos, si tenemos suerte llegaremos a la ciudad pronto.-

Adult(o)erioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora