20

2 0 0
                                    

Había pasado más de un mes desde la boda, y el clima cada vez es más cálido.

-¿Cómo te ha ido?- me pregunta Gorka cuando salgo de la consulta.

-Bien.- le sonrío.

-Tenemos que ir a celebrar que es tu último día de terapia. ¿Dónde quieres ir? ¿Cine o hamburguesa?- propone.

-¿Qué tal las dos?-

-Me gusta como piensas. ¿Quieres un helado?-

Asiento con la cabeza mientras atiendo al teléfono que ha empezado a sonar en mi pantalón.

-¿Es usted Helena, estudiante de Bellas Artes?- preguntan por la otra línea.

-Sí.- afirmo.

-Somos de una asociación que finanza a jóvenes talentos. Y nos gustaría saber si usted quería hacer una exposición para uno de nuestros locales.-

-Claro, sí.- me entusiasmo.

-Le volveremos a llamar.- cuelga.

Antes de que pueda celebrarlo, Gorka me llama.

Desde el otro lado de la calle me saluda.

-¿Qué sabor vas a querer?- me pregunta.

-El sabor de la victoria, limón.-

-¿Ah si? ¿Se puede saber que ha pasado?- veo como paga al de los helados.

-Me han contratado para hacer una exposición.-

-Eso es bueno. Quizá hoy debamos celebrarlo por lo alto.-

-¿Te refieres a eso?-

-Completamente. ¿Estás lista para hacerlo?-

-Gorka, te quiero.- está frente a mí, justo a punto de cruzar la calzada.

-Helena, yo también te quiero.- y el coche lo arrolla.

Su cuerpo sale volando, y aterriza sobre el asfalto con el cuello.

¡GORKA!

Mis pulmones se destrozan con ese grito. Salgo corriendo a su lado, y me arrodillo. Él está caliente, pero su pulso, simplemente se ha desvanecido.

-Gorka, por favor. Despierta. Abre los ojos. GORKA. Por favor, no me dejes sola.-

No tengo noción de lo que pasa a mi alrededor.

-Helena.- susurra casi tan flojo que apenas consigo oírlo.

-Gorka, por favor.-

-Helena. Vamos a romper.- sonríe con dolor. -No quiero estropear tus posibilidades de ser feliz. Sobretodo ahora que no voy a estar.- cierra los ojos

-Gorka, no me puedes dejar ahora.- las lágrimas me salen como océanos. -Gorka, te quiero desde que te conocí, te quiero desde aquella noche en el gimnasio. Te quiero desde que me dijiste que me amabas. Te quiero desde que me acariciaste por primera vez. Te quiero desde que suspiré por tí la primera vez.- se oyen sirenas viniendo. -Gorka, por favor. No me dejes.- coloco su brazo a mi alrededor. -Gorka, no vuelvas a tu planeta tan pronto, por favor.-

Los paramédicos llegan y me separan de su cadáver, mientras me piden que lo identifique.

Selena llega poco tiempo después, y me encierra en sus brazos.

No recuerdo muy bien lo que pasa durante las siguientes horas, y mezclo los recuerdos con el día en el que mi padre murió.

Ahora se había ido Gorka.

Cuando vuelvo a ser consciente de mí misma, estoy en una iglesia. El féretro de Gorka está frente al altar. Gabriel y sus padres están al lado, destrozados.

Selena a mi lado no para de mirar a Gabriel, y tampoco suelta mi mano.

El entierro termina, y todavía no puedo creer que Gorka esté muerto. Simplemente espero que esté en el pueblo, pasando el tiempo con mi padre, riéndose de mis obras abstractas.

Seguramente los dos lo estén haciendo en algún lugar.

Selena me deja un momento a solas mientras va a consolar a Gabriel. Cojo un chicle y me pongo a masticar.

-Veo que has dejado el tabaco.-

Me giro para ver a Noemí.

-Pensaba que todavía estabas en el extranjero.- le digo.

-Cogí el primer avión cuando me enteré de lo del accidente.- saca un paquete de tabaco. -Gorka me pidió que te comprara algo. Creo que deberías tenerlo.- mete la mano en el bolsillo.

Me extiende una cajita y la abro.

Es un anillo de plata, sin nada más

-Sé que no está bien que lo diga. Pero os tenía mucha envidia. Parecíais la pareja perfecta en el Instituto. Erais los mejores en deporte y en cualquier asignatura, y aunque engañé a Gorka con las camisas de voleibol, siempre supe que nunca tendría con él lo que tú tenías.-

Los ojos me pican de tanto llorar.

-Supongo, que podemos volver a ser amigas. ¿No?- me pregunta.

-Supongo.- contesto.

Noemí me abraza y me da palmaditas en la espalda.

-Gorka te quería muchísimo.- dice al separarse. -Y no creo que quisiera verte llorando. Corre, ve con la gente que te quiere.-

Me despido de ella asintiendo y voy con Selena.

-¿Con quien estabas hablando?- me pregunta.

-Con Noemí.-

Mi hermana me mira con los ojos desorbitados.

-Helena, Noemí murió el día de tu accidente de tráfico.-

Adult(o)erioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora