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-Yo ya me voy, Na.- avisa mi hermana antes de irse.

Me levanto del suelo. Odio Nochevieja, hay que arreglarse, vestirse y aguantar gente. Por lo menos tuve el detalle de traerme algo de la ciudad para esta noche.

Voy a ducharme al cuarto de baño, y me visto y me arreglo allí. Para cuando termino, puedo oír cómo se abre la puerta. Mi madre saluda a Félix. Termino de arreglarme y bajo las escaleras.

-Mira, es el primer cuadro de Helena que no da depresión solo con verlo.- mi madre sujeta con orgullo el lienzo y se me cae el paquete de cigarrillos. -Ya estás aquí. Le estaba enseñando a Félix tu cuadro. ¿Por qué no me dijiste que habías hecho uno bonito por fin?-

-Eso, Helena. ¿Por qué no nos lo has enseñado?- Félix se gira hacia mí, y aparto la mirada, y me agacho para coger mi tabaco.

-No os voy a detener más.- mi madre deja el cuadro en el suelo, y nos despide. En la calle hace frío.

Félix me conduce hasta el Delicatessen.

-Hablaremos de eso más tarde.- dice únicamente una vez estamos a punto de entrar.

La música inunda mis oídos, y el olor a vicio me adormece. Félix me lleva de un lado a otro, presentándome a sus amigos como su novia. Una vez termina, le digo que me voy a fumar fuera, y me dice que vuelva pronto.

Salgo, y aunque estoy tiritando enciendo el mechero y doy caladas lentas.

-¿Tienes fuego?- Noel aparece a mi lado. Le doy el mechero. -Con que Félix, eh. Vaya cambio.-

-¿Por qué?-

Noel se ríe.

-La verdad, cuando le dijiste a Gorka eso, delante de todos, pensé que los tenías bien puestos. Pero mírate ahora, con el médico de cabecera.-da una calada.

-¿Pensabas que estaría siempre detrás de él? Gorka es feliz con Noemí.-

-Las dos sabemos que eso no es verdad. Gorka tiene más cuernos que un venado.-

-Eso solo demuestra que quiere a Noemí.-

-No, eso solo demuestra que es idiota. Como durante aquella fiesta de los equipos de deportes.-

No digo nada. No sé que decir.

-¿Pensabas que no lo sabía? Era la tesorera del equipo de voleibol, y misteriosamente dos personas pidieron camisetas nuevas después de aquella fiesta. Una fuiste tú, porque la habías perdido. Y la otra persona vino con la misma excusa, aunque no hace falta que diga el nombre, ¿verdad?-

-No se lo vas a decir a nadie, ¿verdad?-

-¿Y quién me escucharía? Soy una persona influyente por aquí, pero la historia ya está escrita. Y por desgracia tú eres la villana.- apaga la colilla. -En fin, si te soy sincera, a veces hasta a mí me gustaría saber cómo hubieran resultado las cosas si todo hubiera sido diferente.- entra en el antro. Y le sigo una vez han pasado unos minutos.

No hay rastro de Félix, lo cual me tranquiliza.

Alguien coloca su mano en mi hombro, y me giro.

-Feliz año nuevo, H.- dice Gabriel.

-Lo mismo. -contesto.

-Podrías probar a ser un poco más expresiva.- me sonríe. -Me han dicho que estás con Félix. No me lo creí cuando me lo dijo Gorka hace un mes.-

-Pues así es.- contesto.

Me toma un segundo pensar lo que acabo de oír. ¿Como sabía Gorka que yo estaba con Félix desde hacía un mes si no habíamos hablado? Cuando vuelvo a mirar, Gabriel se ha ido. Me dirijo a la barra, y pido algo de beber. No sé porque, pero al recordar las palabras de Félix antes de entrar me crea la necesidad de beber tanto que no haya un "después" en el que pueda hablar.

Al final me decido por comprar una botella, y me voy a bailar, ebria y tropezandome con todo el mundo.

Luego la discoteca se queda sin luz, y en la mesa del DJ está Rosario.

Voy demasiado mal como para darme ni cuenta de que algo malo viene. Rosario empieza a hablar, pero oigo todo como en un submarino. Luego en una de las pantallas aparece un vídeo.

Es mi antiguo instituto. Y... ¡Anda! Aparezco yo, estoy en medio del patio, y la cámara apunta tambien a Gorka.

¡Me sé esta parte de la película!

"Gorka, desde que nos vimos, siento algo, creo que las mariposas crecen en mi estómago, y cuando me dijiste que me querías sentía que me moría."

Recito hacia mí misma. Y me preparo, esta es la mejor parte.

Saco mi mejor interpretación masculina, y comienzo.

"Por favor, ¿cómo podría salir con alguien como tú?"

Y en la pantalla puedo ver el momento exacto en el que se me rompe el corazón.  Había creído las palabras de Gorka, y había sido estúpida, lo cual no es nada nuevo en mí.

Alrededor se empieza a oír murmullo, odio estos putos pájaros.

-Y lo mejor, no acaba ahí.- se me destaponan los oídos y vuelvo a oír a la gente.

-Me temo que sí, Rosario. Ahí acaba todo.- le digo gritando.

-Te di tu oportunidad, para comprar mi silencio. Y la desaprovechaste.-

-Y yo ya te he dado toda mi paciencia. ¿Acaso te quedan más maneras de arrastrarme por el barro y pisotearme para que quedes bien? Adelante, sorpréndeme. Pero ya llevo siendo tu tema favorito casi siete años, es hora de que me dejes.-

-¿Por qué iba a dejar mi tema de conversación favorito cuando tengo una bomba en mis manos?-

-¿También fue una bomba cuando dijiste que yo le había hecho un amarre a Gorka? ¿Cuando me echaste la culpa de que tú vida amorosa no fuera buena? Qué será lo siguiente, ¿te he hechizado para que no apruebes los exámenes de Periodismo?-

Un rumor se extiende por toda la habitación.

-Échale la culpa a quien quieras de tus desgracias, pero no mientas más. Que pareces Pedro y el Lobo.- Selena me coge por el brazo y me saca del Delicatessen, justo cuando se apagan las luces.

-Por Dios, Helena. Has vuelto.- me abraza una vez estamos fuera.

-No me he ido, te has ido tú. Y se ha ido la luz.- hay cosas blancas por todos lados. -¿Es cocaína?-

-Es nieve.- dice mi hermana. -He sacado el cuadro de casa, quémalo. Yo voy a volver a ver si entre Gabriel y yo podemos poner algo de paz. Procura seguir con vida lo que queda de noche.- Selena se va, y de entre los arbustos saco el cuadro.

Lo coloco sobre la nieve. Quiero ver un momento feliz, quiero sentir a Gorka como aquella vez. La vista de su piso, perfectamente ordenado con nuestra ropa interior tirada por todos lados, el glorioso momento del coito, sus manos calientes y firmes sobre mi piel. Siempre me hubiera gustado que alguna de las veces que Gorka y yo hemos estado juntos, él hubiera estado sobrio.

Pero ojos que no ven corazón que no siente.

Beso la pintura, y vierto el último contenido de la botella encima.

-Así que Rosario tenía razón.- me giro y una mano se cierra sobre mi garganta.

Adult(o)erioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora