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Xiao Zhan, 24 años, nacido en Chongqing, República Popular China.

Bien, si, parecía un jodido acosador buscando información relevante del joven que había conocido en el Club pero había algo en ese joven que lo atrajo de manera tan provocativa y también de manera tierna corrigiendo. Pueden insultarlo claro está por stalkear a un muchacho tan sencillo como lo era Xiao Zhan, no había denuncias, ni detenciones, nada, el muchacho estaba jodidamente limpio.

–Mierda.

–Deberías de olvidarte de ese muchacho, llevas casi una semana buscando al pobre joven. Eso se te pasará te lo juro.

Su amigo le ha intentado quitar esa idea del Joven Bailarín que nunca conocerá en su puta existencia, pero aquí Wang Insistente Yibo no se va a rendir, no hasta conocer algo más de él, si quiera un pequeño datito sería mucho para él.

Mientras uno sufría de un colapso nervioso, otro sufría en silencio al no tener dinero suficiente para el tratamiento de su hermana pequeña.

Xuan Lu y Xiao Zhan eran un par de hermanos inseparables, no había ni mar ni temblor que los separara, excepto en esta ocasión donde un Xiao Zhan se encontraba sentando en la Sala de Espera por respuesta sobre su hermana, la llamada le había llegado como agua helada y había salido corriendo del Club para llegar al Hospital en donde ahora solo esperaba respuestas del médico.

Una castaña llegó corriendo al poco tiempo.

–ZhanZhan, ¿Qué ha ocurrido? Vine tan pronto cuando me enviaste el mensaje.

Se puso en pie y abrazo a su amiga, quien solo le correspondió al ver el estado tan desagradecido de su amigo: –Mi hermana sufrió una convulsión, y no sé cómo se encuentra en este preciso instante.

Dejo que sus sollozos y lágrimas empaparan el hombro de la mujer quien no hizo reclamo alguno y permitió que el muchacho se desahogara.

El médico poco tiempo lo llamo y las noticias tampoco eran alentadoras, una fuerte suma de dinero para iniciar una operación era lo que se pedía, Xiao Zhan a duras penas podía traer pan a casa.

Meng Ziyi trabajaba como contadora pero digamos que ella tampoco tenía dinero suficiente, mantener a sus padres y su hermano pequeño, a ella también se le venía el mundo encima.

El tiempo de visitas empezó.

Xiao Zhan ingreso, Meng afirmó quedarse en la sala de espera era un momento de hermanos, no debía interrumpir.

De un pasillo a otro del hospital público en el que se encontraba -que era extenso faltaba decir- llegaron a la habitación.

N°34

Dudoso y con lágrimas aún derramándose por sus ojos ingreso y cerró la puerta despacio detrás suyo viendo a su hermana descansar plácidamente, alejada del mundo pero con máquinas y sus pitidos interrumpiendo lo que sería la paz de su mente.

Tomo asiento en una de las sillas cerca de la cama, acercó un poco más la silla para poco después tomar la mano de su hermana y besar sus nudillos, estaba fría, estaba serena, no había sonrisa en su rostro solo leves fruncimientos de ceños de parte de ella.

Le dolía y él no podía hacer nada.

–Hermano...

Una voz aguda ronca llamo su atención, miro a su hermana con sus ojitos somnolientos y sus labios levemente fruncidos, sonrió.

–Ah mi pequeña hermana, debes descansar aún debes recomponer energía. –Acaricio la mano de Lu para dejar otro pequeño beso en los nudillos, la pequeña rio.

–Pero ya estoy descansada, no soy un oso que debe invernar. Podemos irnos ya a casa.

Casa, hogar. Son términos que había dejado de lado cuando su padre y madre habían partido de este mundo, pero mientras tenga a su hermana, podía aún considerar todo un hogar.

Se puso en pie y con delicadeza abrazo a su hermana quien correspondió a dicha acción: –Ya estamos en casa, pequeña Xuan Lu.

Xuan Lu rio ante el comentario pero también había entendido, mientras ellos dos estén juntos puede haber un hogar. Y Xiao entendió que debía buscar ese dinero como de lugar, así deba acudir a medidas desesperadas.

Editado: 10/07/2022

𝘈𝘵𝘳𝘦́𝘷𝘦𝘵𝘦 𝘈 𝘉𝘢𝘪𝘭𝘢𝘳𝘮𝘦 ʸⁱᶻʰᵃⁿ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora