Shadows of the Night. Hogwarts.

Eternamente Bella.

Todos se habían ido a dormir.

Tenía dolor de cabeza y mucha sed.

Decidí bajar.

Era invierno, no me iba a vestir con una playera descubierta como en los FanFics.

Al bajar las escaleras escuché voces así que decidí quedarme para escuchar.

Chisme.

- A Draco le gusta Christine. - Dijeron.

No reconocía ninguna voz.

- ¿Malfoy? La chica ya tiene bastantes atrás de ella.

- Ya lo sé, se ve que se les ofrece, digo, para tener tantos.

Wtf?

- Es una cualquiera... Viste como estaba bailando con George Weasley y se besó con su hermana. Que asco.

- Malnacidas. - Dije.

- Bailó con Tom, Malfoy, Weasley, Parkinson, la niña Weasley, con Nott, Zanini, la niña rara... No se quién más.

- Te faltó Adrian y unos niños de Hufflepuff.

-Tragense sus palabras malditas víboras. - Dije y bajé.

Las miré de arriba a abajo, eran de tercer grado, rodé los ojos y fuí por agua.

La cabeza podía dolerme, pero el ego nunca va a bajar, lo quieran o no.

Dejaron de hablar fuerte.

Me seguía viendo hermosa, lo sabían y también yo.

Envidia.

Odio ser así con las mujeres pero... Nadie me llama puta a menos de lo conozca y no en ese tono. q

- Se pelaron por ella, ella los provocó.
- Se cuchicheaban.

Respiré ondo llené el vaso de agua, y caminé para las escaleras.

Gran distractor.

Al pasar junto a ellos les aventé el vaso con el agua.

Hicieron sonidos raros y me miraron con miedo. Sonreí maliciosamente.

- ¿Sigo siendo una ofrecida? - Dije.

No respondieron. Eran dos.

- No las oí... ¿Sigo siendo una cualquiera?

- Nno. - Dijo una con miedo.

- ¿Cómo? No te escuché. Habla más fuerte.

- No.

- Habla bien querida... Repitan conmigo... No eres una cualquiera. Y se disculpan. Diganlo. - Se miraron entre sí asustadas.

- Perdón. - Dijo una.

- No eres una cualquiera. - Dijo la otra.

- Lo sé. Que vergüenza me dan, criticando mujeres... Oh miren, aún queda agua.

Aventé el resto del agua directamente en su cara.

- No se metan conmigo, esto es un poco de lo que en verdad les puedo hacer. Víboras.

Me dí la vuelta y caminé como diva.

Soy una diva.

Se lo merecían, nadie me insulta.

Subí las escaleras y se me escurrió una lágrima.

Yo lloro brillos, así que iba brillando.

- ¿Ahora por qué? - Dije irónicamente.