Shadows of the Night. Hogwarts.

Golpe bajo.

Hablemos más sobre como era Draco. No todo es perfección.

Modo serio.

Teníamos un mes de relación y Draco en si no sabía "descifrarme" (Cómo él lo llamaba), y eso provocaba enojo de su parte.

Provocaba también discusiones absurdas y sin sentido.

- ¡Es que no te entiendo, carajo! - Gritó.

- ¿Y que quieres que haga?

- Esto es patético.

- No se a que te refieres con tratar de entenderme.

- Quiero saber como piensas, y no puedo, no puedo entenderlo.

Edward Cullen be like.

No dije nada, me quedé callada. ¿Que podía decir?

- Olvídalo. - Dijo sin emoción alguna con su mirada perdida.

- ...Yo tampoco te entiendo. - Dije.

- Lo haces, pero yo no, y me siento mal, porque no eres correspondida. - Dijo en un tono tan frío.

- A veces yo...

- No tengo ganas de hablar ahora. - Se levantó tan rápidamente que me dejó con la frase en mi boca, sin tiempo de terminarla.

Ahora que lo pienso que tonta era.

La mayoría de días eran así y tenía cambios drásticos de humor, era bipolar, todos lo admitían.

Evadía nuestras discusiones y las remplazaba por coqueteos absurdos que no resolvían nada.

Me sentía desconfiada, a pesar de que lo adoraba y amaba estar con él, me sentía insegura.

Un claro ejemplo eran sus miradas con algunas chicas de Ravenclaw y de Beauxbotons, era incomodo, porque lo hacía enfrente de mí con un descaro total.

Las primeras veces como buena ingenua no le tomaba importancia y trataba de justificar sus acciones, pero con el paso del tiempo me di cuenta que no era un simple saludo, era un coqueteo descarado enfrente de mí, si, ya éramos novios.

Eso me enfurecía tanto que me levantaba de el lugar donde estaba o simplemente me daba la vuelta para empezar a caminar con mi dignidad en la mano.

Cada vez que hacía eso él iba detrás de mí repitiendo mi nombre millones de veces hasta que me detenía poniéndose en mi camino.

Si, esto desenfrenaba peleas, ya no discusiones.

Gritos e insultos salían de nuestras bocas.

- ¡Siempre es lo mismo! - Grité.

- ¡Yo no les coqueteo! ¡Entiéndelo de una maldita vez!

- Claro no sabía que ahora un saludo era guiñar los ojos y sonreír así como lo haces ¡Siempre!

- Solo estás celosa de ellas Christine. - Sus palabras tan frías y su rostro tenso en una mueca de desagrado.

- ¡Soy tú novia, imbecil! ¡Eres un bastardo!

- ¡Y tú una niña insegura sin amor propio! - Dijo con crueldad.

Sus palabras traspasaron mi pecho como una daga.

- ¡Vete a la mierda maldito imbecil!

Así fue como me encerré todo el día a llorar. La forma en la que lo dijo, sabiendo lo que lastimaba, sabiendo que le confié esa parte y la uso para atacarme de la manera más fácil.