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-Y según los romanos, ésta ley hacía referencia a...-

Suspiré agobiado. Odiaba la clase de derecho romano. Miré la hoja de mis apuntes, que estaba en blanco. Joder, si seguía así iba a suspender esta materia. 

Tomé mi celular y comencé a ver mis redes sociales. Estaba atrás de todo en el aula y la profesora no podía verme. Deslicé la pantalla con mi dedo hacia arriba varias veces. Cientos de fotos de personas felices aparecían frente a mis ojos.

Es curioso que nunca mostramos nuestra vida como es realmente, con lo bueno y lo malo. Es como si quisiéramos negar lo obvio, que el sufrimiento existe en la vida de todos. 

Un sentimiento de curiosidad me invadió y quise buscar a Sara, pero no sabía su apellido.
Internamente, lo agradecí. 

Continué haciendo scroll unos segundos más hasta que apareció una foto de Jeremy junto a Magui, en la fiesta del fin de semana pasado. Hacían una buena pareja, y se lo veía feliz al fin, después de tanto tiempo. 

De pronto un mensaje de él entró a mi casilla. Lo abrí. 

"¿Qué onda? ¿Tienes planes para el fin de semana?"

"¿Qué tienes en mente?"

"Paintball con los chicos"

Sonreí asintiendo, aunque él no me podía ver. Hacía mucho no veíamos a nuestros amigos del barrio. 

"Cuenta conmigo"


Esa misma tarde ya habíamos armado un grupo de chat para poder organizarnos. En él estaban Peter, Luke, Gina, Jeremy y yo.
Cuando éramos jóvenes solíamos juntarnos en la plaza del barrio a hablar por horas de nuestros sueños y planes para el futuro, pero lamentablemente la vida nos hacía coincidir cada vez menos ahora. Al menos en esta oportunidad nos reuniríamos.

Y vendría Gina... Gina era una amiga, o al menos para mí. Ella no se molestaba en declarar abiertamente que yo le gustaba, y según sus palabras "Cuando quieras, puedes venir por mí". Siempre reíamos cuando lo decía, incluso ella, sabía que bromeaba. Pero nunca pude saber si realmente me quería como algo más. Era muy hermosa, pero no me sentía atraído por ella de una manera romántica, de verdad era una buena amiga para mí y siempre se lo dejé en claro. 

Ahora que el tiempo había pasado, me preguntaba si nuestra relación seguiría igual...

En el grupo comenzaron a especular con que nos faltaba un integrante más para poder jugar en paintball. Teníamos que ser seis personas, para enfrentrarnos tres contra tres. 

De pronto un mensaje privado de Jeremy apareció en mi pantalla.

"¿Te molesta si invito a Magui?"

Joder, qué buen amigo era. Cualquiera ni siquiera me hubiese preguntado.

"Para nada, que venga" respondí. Y luego a los minutos ya teníamos completo el equipo para el domingo por la tarde. 

No me molestaba la presencia de Magui, si es que a ella no le disgustaba la mía. Al contrario, se notaba que era una buena persona, y con que hiciera feliz a mi amigo, bastaba. 

El resto de la semana pasó de prisa, entre exámenes y golpes secos a mi saco de box. 

El domingo a la tarde pasé a buscar a Jeremy y nos dirigimos al establecimiento donde practicaríamos el juego. Allí, nos encontraríamos con el resto del grupo. 

Una vez en el lugar, acordamos juntarnos en la puerta, y nosotros fuimos los segundos en llegar. 

De pie charlando estaban Peter, Luke y Gina. Nos saludamos entre abrazos y risas, felices por el reencuentro después de tanto tiempo. No se escapó de mi atención la sonrisa coqueta que Gina me dirigió al verme...

-Allí viene tu chica- habló Luke señalando hacia atrás nuestro. 

Volteamos con Jeremy por inercia, y los dos nos pusimos tensos enseguida.

Junto a Magui, Sara venía caminando. 

-¿Qué carajo?- murmuré

Jeremy se acercó nervioso a saludarlas y objetó con una sonrisa forzada:

-No sabía que vendrías con Sara- 

-Lo lamento, te llamé miles de veces pero no respondías. Sara nunca jugó al paintball y estaba sola todo el domingo. No conoce a muchas personas...-

Rodeé mis ojos disimuladamente, molesto. ¿Acaso se iba a aparecer en cada salida que hiciera? Y no es que me molestaba verla, al contrario, estaba preciosa con sus jeans y su blusa blanca, pero ésto no ayudaba a mi causa para olvidarla. 

-No hay problema- respondió cortés mi amigo. Le dió un beso en los labios a Magui y se acercó a nosotros para presentarlas. 

Mientas las chicas saludaban al resto del grupo, se paró a mi lado.

-Perdóname, te debo una grande-

Sonreí para que se tranquilizara. 

-No tenías ni idea, viejo. Relájate- 

Sonrió tenso. Los dos sabíamos que ésto era incómodo, pero no iba a perjudicar bajo ningún punto a nuestra amistad. 

Magui se acercó a saludarme con un beso y cuando esperaba que Sara repita el gesto, se quedó de pie sin saludarme, ni siquiera mirarme. 

Confundido miré a Jeremy, que tampoco entendía por qué actuaba así.

¿Qué estaba mal con esta chica? Pensaba que después del otro día las cosas estaban bien entre nosotros...

Bufé molesto, de modo sonoro, para que se enterara de que su comportamiento de niñita comenzaba a hartarme. 

Ella, ni siquiera se inmutó.

Mierda. Iba a ser una laaarga tarde. 

¿Confías en mí? (3° Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora