LO HECHO ESTÁ HECHO - Cap. 12: Incomodidad

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"Lo hecho está hecho

Volví a tropezar

Con la misma piedra que hubo siempre

Se siente tan bien todo lo que hace mal

Y contigo nunca es suficiente."

Shakira

Las cálidas sábanas cubrían su cuerpo desnudo. El sueño ya no era profundo y comenzó a vagar por la cama, se dio una vuelta hacia la izquierda para encontrarse con el vacío. Gimió porque el sol se inmiscuye por la habitación e indicaba que era hora de levantarse. Refregó sus ojos con somnolencia y su mente poco a poco comenzó a funcionar. Con ella trajo la sensación de la noche anterior, su piel se erizó ante el recuerdo y el olor de Paulina invadió sus fosas nasales.

Sus ojos se abrieron de golpe.

¿Ostias, me cago, qué he hecho? se preguntó con horror y el letargo se esfumó. Saltó de la cama para ponerse un kimono que cubriera su cuerpo. Tenía la necesidad de fumar por la ansiedad que le provocó pensar que había follado con Paulina. Respiró, mantuvo el control, era demasiado temprano para hacerlo. Se detuvo para poner los hechos en perspectiva. No estaba del todo consciente. El día de ayer sus emociones desvordaban por lo de Purificación y el cansancio acumulado. Todo confuso. Tal vez su propia mente se estaba engañando.

Por otro lado, no lo podía negar, se sintió bien ese recuerdo confuso de Paulina y ella.

¿Qué estaba diciendo? Se reprendió a sí misma y llevó sus manos a refregar sus ojos. Aunque no podía encontrar la calma, su mente era un vortex que solo sabía recalcar su error.

¿Qué tal si se tratara de un sueño?

El timbre de la habitación la hizo volver a la realidad. Se arregló bien la tela que la cubría y sin imaginar quién se encontraba al otro lado, abrió. La sonrisa de la persona contraria la descolocó y dejó que entrara.

Buenos días señora Riquelme, aquí está su desayuno.

Muchas gracias agradeció al botones.

El sujeto se marchó y Majo cerró la puerta tras de él. Agradeció tener el servicio de desayuno a la habitación, porque estaba con mucha hambre, solo que no recordaba haberlo pedido. De igual modo, no recordaba mucho de anoche, parecía que tuviese la peor resaca de su vida, embriagada por...¿Paulina?. Miró el arrimó y vio sus medicamentos, entre ellos las hormonas que debía tomar. ¡Por supuesto! Definitivamente eran ellas las culpables de ese tipo de pensamientos, de tenerla caliente todo el tiempo, como una vez sabiamente dijo Paulina. Se rió de sí misma mientras se servía un vaso de agua para tomarlas, pero fue interrumpida cuando lo bebía, pues la puerta del baño se abrió y la reina de Roma apareció. Los ojos verdes de la rubia se abrieron de par en par, impactada por la imagen.

Buenos días, princesa —comentó quitando el exceso de agua de su cabello—. Mira, no se demoraron en traer el desayuno. Muero de hambre...

Estaba anonadada. Era real. Lo de anoche, era real... "Joder, en qué me metí" pensó. Esto no debía ocurrir, no estaba preparada para enfrentarse a nadie, sus emociones eran un caos. Amaba a Paulina, pero estaba muy dolida y rota por ella, no quería tropezar con la misma piedra. ¿O sí? No. Ella no quería, se lo repetía una y otra vez.

María José, me escuchas —llamó su atención—. Ay si te apuras y cierras la boca, alcanzamos a pasar a la casa, me cambio y tu ves a Brunito. Luego lo vamos a dejar y te llevo al trabajo ¿Te parece? —propuso comiendo del plato de frutas.

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⏰ Última actualización: Feb 15 ⏰

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