I HATE U, I LOVE U - Cap. 6: Encuentros

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Just wanna feel your kiss against my lips

And now all this time is passing by

But I still can't seem to tell you why

It hurts me every time I see you

Realize how much I need you

Olivia O'Brien feat. Gnash


Despertó y la claridad de la mañana ya le molestaba a los ojos, mas no quiso abrirlos. Se volvió a acomodar entre las cobijas y de manera inconsciente buscó el cuerpo a su lado. Extendió su brazo para alcanzar a tocar el hombro contrario, bajo acariciando la piel y se apegó para envolverla en un abrazo. Sin embargo, el aroma no le era familiar y el cuerpo no era el que se había acostumbrado a abrazar. María José abrió de golpe los ojos para encontrarse con su nueva realidad; estaba compartiendo la cama con Kim. Joder. La noche anterior se dejó llevar por el cachondeo, las copas de vino y los tentadores besos de la castaña.

Habían pasado semanas conociéndose, el interés de Kim hacia ella se volvió ciertamente renovador, las atenciones que le otorgaba y ese lado despreocupado le hicieron caer en una dinámica que no estaba del todo segura. Si bien había sido sincera con la contraria, que necesitaba un tiempo para sí, para respetarse y para aclarar las emociones que tenía hacía Paulina, la constancia de la colombiana fue más fuerte. Comenzaron a trabajar juntas, a hacer actividades, tener citas como amigas, disfrutar de la compañía y del estilo de vida de Kim. Por lo que, en un pestañeó se vio habitando frecuentemente la casa de ella, hasta el punto de caer en la tentación.

Fueron los besos en el sofá, la temperatura subió demasiado y la contraria era muy atractiva como para ignorar lo que provocaba en su entrepierna. Se habían reunido para celebrar la victoria de un caso al cual la había invitado a participar por ser abogada penalista y tratarse de la comunidad lgbtqia+. Después de haber expuesto la defensa, le ganaron la demanda a una multinacional que había despedido a tres de sus empleadores por su identidad de género. Si bien el bufete de Kim tenía distintos abogados con especialidades determinadas, ella se estaba centrando en este tipo de casos, por lo que era un beneficio apoyarse en la española para hacerlo. Era un ganar o ganar, ya que la castaña aprendía de María José y la contraria podía hacerse espacio en un tema en el cual anhelaba trabajar, pues se necesitaba representatividad en el medio. Después de celebrar con sus clientes se fueron a la casa de la colombiana, pues era un lugar mucho más cómodo que la habitación de hotel en la que residía Majo. Se sirvieron whisky y Kim solo la empapaba en halagos.

—Lo hiciste increíble, yo estaba ahí con la boca abierta admirando lo bien que lo hacía -seguía insistiendo con un tono jovial y mirada depredadora. La cercanía y el relajo de los cuerpos la tenían cada vez más dispuesta a entregarse a la situación que otras veces había evitado.

—No qué va, yo solo estaba ahí para hacer lo mío -sonrió con nerviosismo y bebió de su vaso. No era muy asidua a los halagos y la insistencia de la contraria a veces la abrumaba, pues no quería después decepcionarla. Ese era su tema, a veces tenía las expectativas muy arriba y luego cuando se enfrentaba la realidad la cosa cambiaba abismalmente. Recordó una vez que le había dicho a Paulina que siempre construía muros y no dejaba que nadie los penetrara para ver su vulnerabilidad. Bien, lo mismo le sucedía a veces a Majo, le resultaba imposible abrirse del todo, pues ya se sentía vulnerable, pero al mismo tiempo sentía que nadie podía contenerla del todo. Sí, había alguien, pero no, necesitaba desintoxicarse de ella.

—Déjame volver a recalcarlo, lo haces muy bien -remarcó sus últimas palabras, su mano hacía mucho tiempo que subía y bajaba por el muslo de la rubia. Siempre intentando acercarse peligrosamente-. Debes ser muy buena en todo. La pasión brota por tu mirada y eres tan buena con las palabras, supongo que también con tu lengua.

la vida i n m o r a l de la pareja idealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora