la vida i n m o r a l de la pareja ideal

BABY - Cap. 8: Acompañada

And it's such a shame

You'll always be the one who got away

We both know that deep down you feel the same

Hard to say it's over

But I'm already someone else's

Clean bandit feat. Marina And The Diamonds & Luis Fonsi

María José se adentro en la fría suit del hotel en el que se hospedaba. Dejó caer sus pertenencias y, seguidamente, su propia humanidad en el sofá tapizado de lino gris azulado. Suspiró profundo. Se permitió exhalar en soledad todo lo que había estado conteniendo en estas 24 horas. No quería comenzar a repasar mentalmente lo que había hecho, porque no encontraba claridad. Las últimas horas junto a su familia fueron cómodas, estar nuevamente con Paulina, después de haberla dejado, no fue extraño. Fluyeron de manera natural, tanto en la comunicación como en la acción. Solo que en su mente resonaban con eco profundo y desesperado las palabras declarando su amor, por siempre. Le hubiera encantado aferrarse a ese sentimiento, pero conocía tan bien a la morena; Paulina era obstinada cuando veía que perdía algo, pero cuando no, las daba por hecho. No quería seguir en ese juego.

Era extraño sentir que perdía el control de su vida, siempre se había jactado de ser una mujer cauta, sensata y ecuánime. Su decisión de alejarse de Paulina tenía el trasfondo de querer tomarse un tiempo para sí, para encontrar su dignidad y hacerse respetar frente a ese amor que no quería extinguirse entre ellas. Sin embargo, su ex mujer le salía con semejante declaración, mostrándose tan segura y tan cambiada. Ni hablar de la atracción magnética que parecían tener sus labios, porque ni aunque se hubiera propuesto rechazar ese beso lo hubiese conseguido. La carne era débil, pecar era adictivo, bien lo sabía. Ahí estaba pagando las consecuencias, con dos mujeres que la estaban poniendo la vida difícil. Kim era lo nuevo, Paulina lo mismo de siempre ¿o no?

No.

Hizo un mohín y frunció sus labios frente a esa idea que cruzaba su cabeza. No podía haber punto de comparación entre esas mujeres y menos sus sentimientos hacia ellas, aunque se negara a admitirlo, ella seguía amando a Paulina, más allá de la idea de que esta era la madre de su hijo. Al mismo tiempo, se sentía una completa estúpida al admitirlo, más por lo que había sucedido últimamente entre ellas. Creía fehacientemente que necesitaba espacio para sí, trabajar con sus carencias y con su amor propio. Estaba confundida y no quería verse vulnerable en una relación, sobre todo porque había aguantado mucho con Paulina.

La rubia decidió ignorar sus pensamientos, evadirlos sería mucho más fácil que enfrentarlos. Al menos por esa noche, porque ya había tenido suficiente. Se animó y se puso de pie para darse una ducha. Dentro del baño se dispuso a quitarse sus accesorios y prendas hasta quedar desnuda. Observó su reflejo en el espejo, se veía cansada pero sus tetas siempre le sacaban una sonrisa. A pesar de ello, sus pensamientos se vieron opacados por ese recuerdo, por ese sentimiento de inseguridad que la invadió cuando estuvo con Kim. Joder, su puta inseguridad salía a relucir ¿Por qué ahora? Era una mujer de cuarenta años, no una cría. Negó a sí misma y se quitó el maquillaje mientras abrió la llave de la regadera para regular el agua caliente.

Cuando finalizó su rutina facial se metió bajo el chorro de agua, aplicó gel de ducha en su cuerpo y se tomó su tiempo en enjabonarse, quería y necesitaba liberar tensiones. Pasó sus manos por sus pechos, tocó su trabajado abdomen y descendió por su vientre con la clara intención de entregarse placer. Mas no pudo, había una presión en su pecho y muchos pensamientos en su cabeza. Por lo que el placer se convirtió en frustración. Finalizó su accionar, cerró la llave de la regadera y se envolvió en una toalla para ponerse sus lociones corporales. A pesar de estar cansada se dedicó a trabajar en los casos en los que participaba en el bufete de Kim. En eso era excelente, en eso siempre destacaba, cuando defendía un caso no tenía dudas de sí, siempre se sentía confiada y lograba sacar su mayor potencial. Detestaba no ser igual en la vida.