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Ya habían recorrido de cabo a rabo tres de las islas de aquella ruta, por las que supuestamente habían visto a aquel joven encapuchado, pero no descubrieron una sola pista que les animara a pensar que se trataba de Wave.

Estaban atracados en la cuarta, y tan solo quedaban unos pocos miembros de la banda desperdigados por la isla, después de haber buscado por cada rincón. Juvia estaba sentada a unas calles de distancia del puerto, desde donde podía ver a sus compañeros ir y venir del submarino, mientras comía distraída un bollo de pan aún humeante que había conseguido. Tardó un rato en darse cuenta del follón que se escuchaba a su espalda, y de que todos los miembros de la banda que andaban por allí cerca se habían girado para mirar en la dirección en la que estaba ella. Sin comprender nada, y aún con el bollo pendiendo de su boca, se giró colocando ambas manos a su espalda en el suelo, para descubrir así un grupo de marines corriendo con sus armas en guardia. Rápidamente se incorporó y se apresuró en seguirles, manteniendo una distancia prudencial para no llamar su atención, mientras terminaba de engullir su almuerzo.

El grupo, seguido en todo momento de la peliazul, se internó en el corazón de la isla, que parecía estar en absoluta calma. Fue tras un rato de perseguir, en apariencia, nada, Juvia captó una sombra por el rabillo del ojo que le hizo desviar su atención. Aún a riesgo de perder aquel grupo de marines y lo que fuera que estuvieran persiguiendo, se separó de ellos y se internó en el callejón por el que había visto pasar aquella sombra. Recorrió la calle lo más rápidamente que pudo, hasta llegar a una zona algo más amplia, aunque sin salida, donde descubrió una persona oculta totalmente bajo una oscura y amplia capa. La muchacha caminó hacia ella, con la suerte de hacer crujir la arena bajo sus pies, haciendo que su fugitivo se girara hacia ella con un sobresalto. El encapuchado se quedó rígido en el sitio, con tan solo su barbilla a la vista, dejando al descubierto sus dientes apretados en un gesto de tensión. Juvia dio un solo paso hacia él, temiendo ahuyentarle, pero antes de poder evaluar el efecto que había tenido aquello en el muchacho, una voz rompió el silencio.

-¡Le he encontrado!

El grito, que parecía provenir por encima de sus cabezas, hizo que el joven alzara la cabeza, tratando de localizar el origen, y perdiendo la capucha en el movimiento. Juvia, que estaba también buscando por encima de los tejados que los rodeaban, fue la primera en situar al marine que había dado la voz de alarma. Le vio alzar el arco, ya preparado con la flecha, en dirección a su acompañante y, tan rápido como pudo, se giró hacia él para avisarle. Pero el reguero de lunares que vislumbró en menos de medio segundo la hizo moverse antes de abrir la boca. La artificiera echó a correr, y empujó al muchacho, intentando apartarle del recorrido de la flecha. Escuchó la pluma sesgar el aire y un profundo dolor le atravesó el costado. Fue su cabezonería lo que le hizo quedarse agarrada a la capa del joven, desde los hombros. Juvia alzó entonces la mirada hacia el muchacho moreno, que la miraba con sus expresivos ojos azules, que no terminaban de comprender lo que ocurría. Trató de adelantar la pierna que se había quedado por detrás, pero tropezó, y se deslizó un poco por el pecho del joven sin llegar a soltarse. Él, en un acto reflejo, la sostuvo, evitando que cayera de rodillas al suelo.

-¿Q-qué...? –trató de comenzar él.

-Wave... -murmuró ella, cerrando las manos con más fuerza en torno a su capa.

Los ojos del muchacho se abrieron como platos al escuchar su nombre salir de aquellos labios, y la sostuvo con más fuerza aún al sentir que se le resbalaba.

-N-no puede... -susurró él, empezando a agobiarse, sin saber cómo sostener a la muchacha para que no se le cayera.

-¿Estás... herido...? –pudo preguntar ella, agachando la mirada hacia el cuerpo de ambos.

Traff's lil headacheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora