Traff's lil headache

6

3̶ ̶D̶A̶Y̶S̶

2 YEARS

La joven muchacha comenzó a subir el camino que conducía a la pequeña casita en la que vivía con su hermano pequeño, contenta tras haber conseguido algo de comida para poder cenar aquella noche. Iba prácticamente dando animados saltitos y canturreando alguna de sus canciones preferidas, pensando en lo contento que se pondría también su hermano al verla llegar con toda aquella comida de parte de los vecinos del pueblo.

Pero antes de llegar, pudo ver en el horizonte una columna de humo que subía hasta el cielo. Y en aquella dirección solo estaba su pequeña casita.

La muchacha comenzó a correr tan rápido como pudo, intentando no hacer caer la comida que llevaba entre sus brazos, aunque perdiendo de manera inevitable alguna pieza de fruta.

Sin embargo, toda aquella comida, a pesar de los esfuerzos de la joven, terminó derramada por el suelo tan pronto fue capaz de ver el estado en el que había quedado su hogar. El techo se había venido abajo por completo, la puerta parecía haber sido arrancada antes de ser pasto del fuego, y lo poco que podía verse del interior estaba destrozado, sino quemado.

La pobre muchacha cayó al suelo sobre sus rodillas, con los ojos tan sumamente abiertos que fueron incapaces de derramar una lágrima, ya que se encontraban grabando en su retina la asquerosa bandera de la Marina que ondeaba al viento, clavada en los restos de lo que fue su hogar.

Juvia se despertó de un salto, quedando sentada en la cama en la que había estado durmiendo, completamente enrollada en las sábanas. La joven se llevó una mano a la frente al haber revivido todo aquello, y se agarró con rabia del flequillo. Entonces pudo captar por el rabillo del ojo un sutil movimiento a su lado, rodeando la cama en la que se encontraba sentada.

-¿Un mal sueño? –preguntó la suave voz de su capitán.

-Es posible... -murmuró ella, pasando la mano a la parte posterior de la cabeza, llegando a alborotarse el pelo más aún de lo que ya lo tenía.

Trafalgar se sentó en el borde de la cama, llegando a ladear la cabeza en silencio, y mirándola con aquellos profundos ojos oscuros.

-Ah, no, de eso nada –repuso ella al leer sus intenciones-. No hasta que me digas quién es ese Cora-san al que llamas por las noches.

El capitán dejó escapar un bufido por la nariz, mientras se cruzaba de brazos y agachaba la cabeza. Juvia sonrió en silencio, y se abrazó las piernas, pegándoselas al pecho.

-He vuelto a ver el día en que perdí a mi hermano... -comenzó a decir ella con mucha suavidad, casi en un susurro-. Los marines hicieron volar la casa, y no sé si se lo llevaron con ellos, o sigue aún bajo los escombros... -Trafalgar entonces alzó la mirada hacia ella-. Nunca me atreví a comprobarlo. Supongo que me aferro a la esperanza de que siga vivo, en algún lado...

El capitán observó a su artificiera, encogida sobre sí misma, con la barbilla sobre las rodillas y la mirada perdida en los pliegues de las sábanas. Entonces volvió a agachar la cabeza, sin saber muy bien qué decir, ya que manejar aquellas situaciones no era su punto fuerte. Sus ojos acabaron siguiendo los dedos de la muchacha, que jugaban con las arrugas de la tela que cubría la cama, y por su cabeza pasó la fugaz idea de atraparlos.

-Se llamaba Wave... -susurró ella, haciéndole perder el hilo de sus pensamientos-. Bueno, en realidad solo yo le llamaba así. Su nombre completo era Wyatt Rave.