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-¿Quieres ser parte de los Heart Pirates? –le dijo el capitán, aún apoyado en la barandilla, con los brazos sobre ella y la mirada perdida en el mar, mientras la joven peliazul se alejaba de él, hacia el interior de la cubierta del submarino.

-No.

-¿Hah? –Trafalgar se dirigió hacia ella, pero la muchacha no se giró hacia él, sino que se quedó de espaldas.

-Yo trabajo sola –dijo sin más antes de reemprender la marcha.

La sirena guardiana de la banda, que escuchaba desde el mar, asomada por su tranquila superficie, miró al capitán seriamente, con el ceño fruncido, por lo que él no tuvo más remedio que insistir.

-¿Y qué pretendes hacer? Volar cuarteles de la Marina no te dará una vida larga y tranquila.

-No busco una vida larga y tranquila. Y tengo motivos para hacer lo que hago –dijo, con firmeza.

-Algún motivo habrá para ello, ¿no? –insistió el muchacho.

Trafalgar volvió de aquel paseo por sus recuerdos, encontrándose sentado en un rincón de la cubierta de su nave. Estaba casi tumbado, con parte superior de la espalda apoyada en la barandilla, las manos tras la cabeza, y los ojos ocultos bajo el sombrero. Ayudado de un dedo, apartó un poco el sombrero, dejando su vista despejada, para ir a dirigirla al grupo que estaba delante de él, en el extremo opuesto del submarino.

El grupo, compuesto por Bepo, Shachi, Penguin y Juvia, charlaba tranquilamente, hasta que dos de ellos, Juvia y Bepo comenzaron a cuchichear entre ellos. La joven peliazul, mientras los dos chicos seguían hablando, ajenos a lo que se les echaba encima, saltó sobre ellos, quitándole el sombrero a Penguin, dejando al descubierto su cabello rojo escarlata, y saliendo corriendo justo después por la cubierta, hasta subir a la cabina con la puerta que permitía el paso a la parte inferior del submarino. Aprovechando la distracción, Bepo se lanzó sobre el chico que quedaba, Shachi, para quitarle la gorra, y tratar de correr justo después como había hecho su compañera. Pero lo que el oso no esperaba era que los dos chicos se aliaran entre ellos, y salieran corriendo detrás del oso navegante de la banda, para recuperar el gorro de Shachi. Ya tendrían tiempo para quitarle el de Penguin a Juvia después. Bepo corrió tanto como pudo por toda la cubierta, intentando huir de aquellos dos chicos, pero ellos no tardaron el alcanzarle y saltar sobre él, tirándole al suelo, y quedándose sentados sobre su espalda, mientras la joven peliazul lo veía todo encaramada en el techo, riendo con ganas.

Trafalgar suspiró al ver aquello, pero terminó fijando su mirada en la muchacha, ignorando la pelea entre los miembros de su banda. Y es que la muchacha, a pesar del año que había pasado con ellos en el submarino, no era parte de la banda. Pero aquello solo lo sabían el capitán y la obsesa de los explosivos, además de la guardiana de la banda. Garuna sabía todo lo que pasaba en su banda. Daba igual cuanto quisiera el capitán ocultarlo, nada se le escapaba a la sirena.
El resto de la banda la consideraba una más de ellos, pero tanto Trafalgar como ella sabían que podría dejar la nave en cualquier momento, desembarcando en una isla, y separándose de ellos para siempre. Y aquello era algo que a Garuna no le hacía nada de gracia. Para ella, Juvia era un miembro de la banda, y no importaba cuánto les costara, ella conseguiría que la chica estuviera bajo la protección de Law.

-Hay un motivo –recuerda que le dijo la chica, aún de espaldas a él.

Trafalgar se mantuvo en silencio, esperando a que continuara hablando, si es que de verdad quería compartir sus pensamientos con él, un completo desconocido.

-Yo... Tengo, o tenía... un hermano. Pero nos separamos hace años. No sé ni siquiera si está vivo... -la chica se mantuvo de espaldas al capitán, intentando mantener la compostura, pero dejando escapar su ira por sus puños, que se cerraron con fuerza, clavándose las uñas en las palmas de las manos-. Nosotros... vivíamos solos en una pequeña casita de una isla modesta y tranquila. Nuestros padres murieron, pero gracias a la gente de la aldea, conseguimos salir adelante, aunque éramos solo unos mocosos. Tenía solo 6 años, pero al ser mayor que mi hermano, debía encargarme de él, por lo que casi cada día iba al pueblo, a por las cosas que nos iban haciendo falta, y que algunos vecinos nos daban. Pero un día... cuando volví... la casa estaba envuelta en llamas, originadas por una explosión... Una explosión que la Marina había originado. Había oficiales por todos lados, derruyendo la casa, desvalijándola por completo, quitándonos lo poco que nos quedaba. Y mi hermano... No volví a saber nada de él. No sé si murió en la explosión, si se lo llevaron los Marines, o si consiguió escapar. Y en el caso de que lo lograra, si sigue vivo o no...

Traff's lil headacheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora