Control

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La enorme grieta que dejó el poder de Vegeta en medio de lo que fue el lado izquierdo de la que fue la tarima dónde estuvieron cientos de personas del público, los dejo fríos y estupefactos, casi sin querer o poder creerselo. Donde hubo antes miles de personas vivas y tal vez algo estupefactas por los extraños rayos de luz que salían de uno de los participantes del torneo, ahora solo quedaban ruinas y escombros.

El público de alrededor tardo menos de un segundo en cundir al pánico y empujonearse unos a otros para salir de ese lugar, mientras los pequeños saiyajins, Yamcha, Jack y Dieciséis, levantaban a las damas del grupo y a algunas personas del público que estaban cerca suyo, manteniendo los a cuestas y los lejos del peligro de una posible avalancha humana u otro ataque del príncipe. A la vez que miraban anonadados las acciones del mismo, sin entender sus razones y no querer creer sus acciones.

Dirigió su mirada hacia donde se encontraba el príncipe, pero no lo encontro, al menos no al príncipe que conocía. La mirada frente suyo era fría, era cruel y no había ni un poco de piedad o humanidad en ella, era incluso más fría de lo que recordaba haberla visto cuando llegó a la tierra.

- Vegeta, por Kami Vegeta, ¿¡Por qué dejaste que te controlará!? - le cuestionó furioso y confuso, tratando de entender su desición.

- Ah, Kakarotto - susurro el sayia.

Se giró a mirarlo recién con esa letal y horrible sonrisa de lado en su rostro, esa mirada fría y asesina, además de la horrible marca en forma de "M" mayúscula en su frente.

- ¿Por qué deje que el ridículo mago que se esconde bajo nuestros pies me controlará? - cuestionó como quien no quiere la cosa a la vez que afloraba su letal sonrisa.

- ¡Qué ha dicho! - grito Piccolo sin poder contenerse.

- Lo que oíste namekusein - susurro el sayia aún en calma.

Mientras tanto el mago Babidi y Dabura se quedaban estáticos en su posición, sin poder creer lo que estaban oyendo.

- ¿Cómo es posible? - cuestionó con incredulidad - ¿Acaso ese tipo acaba de traicionarme?.

- No le prohibió darles nuestra ubicación mi señor, esa es la única explicación lógica - trato de apaciguar su vasallo, ya que veía venir otro berrinche de su pequeño amo.

- Pero que descuido de tu parte Dabura, ¿Por qué no me lo recordaste en cuanto tome el control de la mente de este tipo?.

Acusó ahora el mago de manera infantil, sin aceptar su culpa, a lo que él pobre ex rey de los demonios solo pudo aceptar sin reproches de su parte.

- Lo lamento señor, fui un tonto - reconoció resignado, esperando que el castigo de su amo no fuera muy terrible.

Babidi aún lo observo con marcada molestia, como si de verdad creyera que él tenía la culpa.

- No importa - sentenció finalmente - a pesar de que sepan nuestra ubicación nunca llegarán a nosotros, los guerreros de la familia Majin se encargarán de ello. Deja que ese patético Supremo y su perro entren, que vean nuestro poder.

Mientras en la tarima del torneo, Goku aún miraba a un cínico Vegeta, de quién ahora no sabía que pensar. Piccolo ya había alertado a los demás usando sus habilidades telepáticas, pronto se encontraron reunidos y el acceso a la nave del mago Babidi apareció a un costado de la tarima invitándolos a entrar, casi en la zona que había destruido Vegeta.

Los guerreros Z, se dirigieron con rapidez al lugar mientras no evitaban mirar de reojo a quien habían considerado un aliado e incluso un amigo en todos estos años. Su amigo namekusein no había entrado en detalles pero en resumen les había explicado que Vegeta estaba bajo el control del mago. No sabían que pensar.

Después de... ti           (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora