Después de... ti (Terminada)

La fiesta de cumpleaños

Limpio el vaho que empañaba el espejo con el dorso de su mano derecha. Observó su rostro ciertamente demacrado por todas las dudas, contradicciones y culpas que sentía por sus acciones del día anterior después del torneo infantil.

- Mierda - susurro por encima vez en este día.

¿Cómo podía haber sido tan imprudente y descuidado?. Había cometido error tras error desde que se dejó convencer por su par de mocosos de concursar en esto. Frustrado rememoró los eventos y desiciones de hace tan solo un mes, que lo llevaron a estar en esta situación.

A media tarde acostumbraba a tomar una siesta en uno de los sillones más grandes que usaba la familia en general. Escuchaba el susurro de sus voces nerviosas a su alrededor, mientras emergía del mundo de los sueños.

- ¿Por qué debo despertarlo yo? - cuestionó la voz alterada de su hija.

- Porqué tú eres su favorita como tanto dices - aseveró la voz de su hijo varón, sin dejo de reproché esta vez.

Escucho un bufido de molestia en respuesta, acompañada de una ligera risita que reconoció como la voz de Goten.

- Bien - respondió la niña aún más molesta.

Lo siguiente que supo es que lo sacudía ligeramente del hombro.

- ¿Papá? - lo llamo con timidez.

Para ser honesto no tenía ganas de responder a sus llamados. Así que decidió seguir fingiendo que dormía. Para su sorpresa su hija fue tenaz una vez más y se subió encima suyo, apoyando sus rodillas en su pecho.

- ¿Papá? - volvió a llamarlo con más seguridad - tenemos hambre - anunció de nuevo con cierta timidez.

Se giró hacia el espaldar del sillón, esperando que lo dejarán en paz y fueran a molestar a su madre con esas peticiones. Lo que no se esperaba fue el ruido sordo que escucho a continuación. Bra cayó de su pecho al suelo, ya que no atino a reaccionar a su repentino movimiento.

- Bra, ¿estás bien? - cuestionó la voz preocupada del pelinegro, mientras ayudaba a la pequeña a levantarse.

Se sintió ligeramente culpable por a ver provocado su caída, ya que podía escuchar sus suaves quejas por el golpe que se había dado. Resignado decidió dar respuesta a sus llamados.

- Si tienen hambre....

Comenzó con voz serena, que alteró a los niños que aún lo creían dormido.

- ...pidanselo a su madre o a los cocineros a mí no me molesten - finalizó con voz ligeramente molesta, para que noten que hablaba en serio.

Estaba a punto de volver a acomodarse, ya que llegó a la conclusión de que los niños se habían ido, pero volvió a escuchar la voz de Trunks.

- Es que... - comenzó algo temeroso - es que los cocineros están muy ocupados con lo de mañana y hubo una falla en el sistema de la casa que mamá está arreglando con Dieciséis - aclaro con voz aún temerosa.

- Los abuelos salieron - añadió Bra de inmediato, adivinando sus pensamientos.

Suspiro en voz alta, sabiendo que debía darles algo de tragar si quería que lo dejen en paz. Si el sistema había fallado significaba que no había teléfonos y por ende no podría llamar a ningún restaurante o servicio de comida. No deseaba salir con tres mocosos pululando a su alrededor. Llegó a la conclusión de que solo tenía una opción viable.

Se levantó de repente sobresaltando a los pequeños, sin decir nada y sabiendo de antemano que lo seguirían. Se dirigió a la cocina en silencio. Abrió el refrigerador y evaluó su interior antes de saber que podría preparar.