Primavera: Una realidad perversa y oscura [Libro #1]

Capítulo ocho

Primavera

Abrí mis ojos con molestia a una luz y me levante de inmediato causando que las punzadas en mi cabeza fueran fuertes. Mire a mi alrededor y note que me encontraba en mi habitación, fruncí el ceño al notar que era de día.

¿Qué paso?

Me levante y note que llevaba mi vestimenta del día anterior, camine hacia la puerta y luego abrí para caminar por el pasillo que daba hasta la sala. Me encontré con Thiago sentado en el sofá mirando su laptop muy concentrado, mire a ambos lados y fruncí el ceño.

— ¿Y los demás?

— Mis padres están fuera de la ciudad resolviendo un conflicto y tu abuela esta dormida.— Asentí y fruncí el ceño. ¿Eso no era lo mismo que estaban haciendo ayer?.— Yo acabo de llegar de mi trabajo.

— ¿Qué? ¿Cuánto tiempo estuve dormida? Desde que llegamos, me refiero, ¿qué paso después?.— Thiago me miro con el ceño fruncido.— Desde que nos trasladamos acá del mundo de los Insanis y la villa Deadman, Thiago. 

— ¿Qué? Llevas dormida toda la tarde, son las 5:30.— Lo mire como si tuviera tres cabezas y el negó.— ¿De qué libro me hablas ahora? 

— ¿Libro? No, no, no, no.— Negué repetidas veces.— No me harás esa de que fue un sueño porque yo sentí real todo. Desde el ascensor hasta la secta, el mundo por completo, el bar abandonado donde nos besamos y los gemidos y todo eso...

— ¿Disculpa? ¿Tu y yo besándonos? ¿Sexo? ¿De qué diablos hablas?.— Sonaba muy indignado y podría decir que hasta molesto al escuchar aquello.— ¿Ascensores? ¿Bar abandonado? ¿secta? Primavera, debes dejar de leer tantos libros, estas confundiendo la realidad con la ficción y tus sueños al dormir. 

— Pero yo...

— Pero nada, mira nada mas las cosas que estas diciendo. Es estúpido y ridículo, es algo de...algo anormal.

— No seas grosero. Ademas, tu me confesaste que eras un Insani y que matabas al igual que ellos. La villa Deadman y la Sprinter que se dividían y que eras de la segunda pero que no podías ir porque estabas en una misión especial de tu trabajo retomando datos de la princesa cuyo nombre jamas ha sido dado.— Me acerque a él y me arrodille ante él poniendo mis manos en ambas piernas.— Tienes que recapacitar, ¿ese te de la mujer hizo que olvidaras todo? Las monedas, dame tu billetera. Tienes el dinero allí.

Trate de probar mi punto y el aun sumamente confundido saco su billetera y la tome entre mis manos desesperadamente para sacar los...dolares y centavos. Él alzo sus cejas y negué una y otra vez.— Tu tenias Diamonds y Tesseras, eran las monedas de ese mundo. Podemos ir al bosque para enseñarte el árbol, es el mas grande y esta hueco por dentro, son cincuenta y un escalones y dos toques. 

— Solo escuchate, pareces una propia loca.

— ¡No estoy loca!.— Me levante y me encamine hacia su habitación abriendo la puerta con brusquedad.- Tienes que tener algo aquí que pruebe mi punto, no estoy loca.— Saque sus gavetas de calcetas y la vacié en su cama, solo cayo su pasaporte y una pequeña linterna que había visto que iba guindada en sus llaves algunas veces. Tome la otra gaveta y saque sus boxers y los deje en la cama. No había nada.

Me dirigí a su armario y busque las monedas en los bolsillos de los pantalones y camisas, debajo de este y en su escritorio. Me tomo bruscamente de la cintura y me giro.

— ¿Qué mierdas te pasa? ¿Por qué entras a mi habitación así como así? ¿No te enseñaron modales?.— Lo mire a los ojos y rodee su cuello con mis manos y lo atraje hacia mi para besarlo. Nuestros labios se unieron, pero este no dejo que me siguiera el beso dado a que me separo de él mirándome a los ojos.