Cuando le dijeron que Monica estaba enferma, se odió a sí mismo por ser un caprichoso. Cuando su familia volvió a Kazajistán él quiso quedarse, quería seguir hablando con sus amigos, quería vivir un poco más solo, quería un poco de libertad. Como si nunca la hubiese tenido, se recriminó sarcástico.
El problema recae en que cuando se enteró de la enfermedad de su mejor amiga, no podía solo irse a Almaty. Cuando recibió la fatídica llamada de su madre, ya conocía a Yuri Plisetsky. Hace solo unos días había sido el cumpleaños de Jean y había tenido la suerte de conocer más de Yuri, además de bailar y reír con él. Luego habían tenido un par de citas que hicieron reír durante horas al kazajo. En su departamento no podía quitarse la sonrisa, así como tampoco podía evitar sentirse inspirado para escribir y escuchar música. La vida parecía ser color de rosa para Altin, hasta que su madre le llamó en la madrugada.
Monica estuvo enferma hace unas semanas, la chica le había escrito al kazajo y le aseguró que no era nada más que un dolor de huesos, probablemente porque hace unos días había entrenado. Días después hablaron otra vez y Monica le comentó que se haría exámenes de rutina para conocer su estado físico, Otabek le deseó buena suerte y prometió pensar en ella en esos días. Luego la señora Altin irrumpió los sueños de su hijo para decirle que Monica había ido de urgencia al hospital, por el horrible dolor que sentía, pareciera que tenía su brazo fracturado sin motivo aparente. Escuchó claramente la angustia en la voz de su madre, y luego de darle las gracias por avisarle, le aseguró que probablemente era una herida por el gimnasio y se recuperaría pronto.
Su madre, sin embargo, le aseguró que era algo más grave.
Otabek sintió cómo las nauseas le nublaban el sentido y tuvo que sentarse en su cama para no caer, su madre tenía la voz entrecortada mientras le contaba con detalle lo que había visto.
Monica llevaba semanas con dolores insoportables y no le había dicho nada, quiso tomar el primer avión y llegar a ella. Su madre le convenció de esperar hasta la graduación, Otabek a duras penas aceptó.
Esa noche no durmió nada, al día siguiente no quiso hablar con Yuri, y tampoco asistió a clases. Quería hablar con su amiga pero sabía que si la llamada esta no iba a contestar, no solo porque probablemente no tenía su teléfono, sino porque no tendría ánimo de contarle lo que estaba ocurriendo. Monica era así, la conocía hace años, y nunca le había gustado mostrarse débil. Si sentía dolor no lo manifestaba y si sentía tristeza lo convertía en ira o alegría, y Otabek sabía que ahora mismo debía estar lanzando cosas en el hospital o haciendo chistes sobre su dolor.
Luego, finalmente, la llamó.
Los días pasaron luego de eso, su mente no era la misma y sus prioridades tampoco. Mientras veía a todos estudiar arduamente para salir con honores, Otabek solo esperaba con ansias llegar a su departamento para hacer videollamada con su mejor amiga. Las cosas con Yuri siguieron su curso y Otabek se sentía culpable por no poder contarle lo que ocurría, o por pasar menos tiempo con él. Sin darse cuenta se refugió en su tristeza, y llegado el día, se fue.
Era malo para las despedidas, después de todo.
Quizás Monica era su mejor amiga porque ambos eran iguales, quizás Otabek no quería romper a llorar si le contaba a Yuri. Porque el kazajo no había llorado ni un solo día luego de que su madre le confirmara, tiempo después de la llamada en la madrugada, que Monica estaba muy enferma. Y no lloró hasta que llegó a Almaty.
***
Sabía que debía decirle todo a Yuri, de una vez por todas. Ya ni siquiera sabía si las cosas iban a cambiar luego, pero tenía que hacerlo. El ruso le veía impaciente, los brazos cruzados y el ceño fruncido, en una actitud defensiva.
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La Jardinera [Otayuri]
FanfictionOtabek y Yuri se conocen cuando son unos adolescentes y se embarcan en una relación rápida y romántica en partes iguales. Años después, tienen que volver a verse cuando Otabek se va a casar, y busca quien haga adornos florales.