Run run se fue pal norte

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Yuri vio feliz cómo había quedado el jardín, y no se dio un descanso hasta que su abuelo tuvo listo el almuerzo. Otabek se quedó a comer con ellos, Nikolai mirando de vez en cuando hacia el kazajo, juzgando en silencio y para sí mismo, aguantando las ganas de reprenderlos cuando sus manos estuvieron muy juntas. El mayor de los plisetsky prefirió saltarse el interrogatorio y hacer una charla amena, Yuri estaba bastante agradecido, y se lo hizo saber con una sonrisa dulce mientras ambos escuchaban la historia de como Otabek había conseguido su motocicleta.

Yuri estaba feliz, de pronto cualquier pensamiento negativo que haya tenido en el pasado se había esfumado, en ese momento no tenía duda alguna sobre lo suyo con Otabek, y estaba feliz de saber un poco más de su novio; además ahora tenía material para burlarse de él, puesto que la historia de él y su ahorro había sido bastante graciosa, ya podía reírse de él con algo.

Ya más tarde y cuando el sol estaba un poco menos intenso, Yuri volvió a hundir sus manos en la tierra, cavando los agujeros para los tulipanes que había comprado. Otabek, que no sabía muy qué hacer para ayudar, escuchaba atentamente las indicaciones de su novio, así como también oía fascinado los datos e historias que el rubio tenía para él. Jamás en la vida hubiese pensado que una flor fuera capaz de tantas cosas, ni que Yuri sabría de esas cosas, quizás podría presentar al rubio con su madre y se llevarían bien.

Bueno, quizás no tan bien.

Llegado un punto de la historia, Otabek ya no entendía que estaba diciendo Yuri, tan solo se dedicaba a mirar el movimiento de sus labios y pensar en otras cosas, como el aroma de la tierra mojada y los colores de las flores que el señor Nikolai tenía en unas macetas, al lado de la casa. El sol estaba extremadamente fuerte ese día y Otabek pensó en como sería el verano, le quedaban unos exámenes más y el resto era historia, había pasado todo con excelentes calificaciones, y solo quedaba disfrutar de sus últimos días en la escuela, prepararse para el verano, y bueno, la vida adulta.

Qué mierda eso de convertirse en adulto.

Pero antes estaba el verano, y antes también la graduación, la despedida. Prefería no pensar en eso, era tonto, y cursi, como esa película de high school musical, él estaba mejor ahí, en el presente, las manos en la tierra, el sol pegándole en la nuca y Yuri Plisetsky contándole cómo es que las plantas son capaces de transmitir energías positivas. En verdad Otabek no creía en esas cosas, pero no tenía por qué decírselo.

Cuando Yuri se dio un respiro, Otabek ofreció ir por algo de beber, mientras que el rubio iba a buscar las otras flores y se dirigía al costado de la casa donde quería ponerlas. Mientras volvía con un par de latas, se encontró con Yuri concentrado en su labor, rodeado de flores en el verde jardín de Nikolai, parecía feliz en lo que hacía, ni siquiera había notado como es que sus pantalones estaban llenos de barro. Quizás podría sacarle una foto, aunque de cualquier modo era imposible que se olvidara de esa imagen, ni de Yuri en general.

🌷

— ¿Qué vas a hacer mañana?

Cuando al fin terminaron con las flores, Yuri estaba lo suficientemente cansado como para solo tirarse sobre el césped, sin siquiera lavar sus manos, solo quitándose los guantes y dejándolos por ahí. Otabek le acompañó, se acostó de espaldas y miró con atención el cielo ya rojizo, aunque luego de escuchar a Yuri prefirió verlo a él.

— Estudiar, supongo.

— Siempre estudias.—Observó a Yuri, buscando reproche en su rostro o alguna expresión, mas el ruso no lo estaba mirando, tenía sus ojos puestos en el cielo, y nada más.

Altin se ofendió un poco con su observación, claro que se la pasaba estudiando, quería salir con buenas notas, y eran los últimos exámenes, no tenía tiempo que perder. Desvió los ojos al cielo, el ceño fruncido sin darse cuenta.

La Jardinera [Otayuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora