La jardinera/ Violeta en Francia

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El verano no era lo suficientemente largo como para que Yuri pudiera seguir evitando la terrible pregunta: ¿Qué hago con mi vida ahora? Aún cuando terminar sus estudios parecía una gran hazaña, no había que ser un genio para saber que eso era solo el primer paso, el primero de muchos. Su vida apenas estaba empezando.

Incluso si Yuri era consciente de aquello, nunca imaginó lo que le deparaba el destino.

Comenzó con él disfrutando las últimas semanas del verano, viendo las plantas de su jardín y paseándose por ahí con un libro en mano, su gata siguiéndole de cerca. Y aunque adoraba pasar las tardes en el pasto viendo las flores crecer, no tardó en caer en la cuenta de que no podría hacer eso por toda la vida. Ya con los pies en la tierra, llegó el inevitable momento en que tuvo que sentarse a pensar qué quería.

Bueno, quería, sobretodo, que dejara de dolerle el corazón.

Pero eso no venía al caso.

Porque ya había pasado un mes, tenía que superarlo.

El caso es que sus opciones estaban entre estudiar Leyes o Literatura, esas podrían ser unas opciones bastante buenas. Tristemente no se sentía capaz de elegir, y como a cualquier otro, le daba miedo equivocarse. Estaba también el problema del dinero, porque el tiempo escaseaba y si no encontraba un trabajo no podría pagar la matrícula universitaria. Y, bueno, tenía que buscar una universidad que le gustara, además.

Y, bueno, estaba también la tercera opción que no sonaba tan bien como Leyes o Literatura, y esta era botánica. O quizás ni siquiera botánica como tal, no estaba seguro.

A Yuri le gustaban las flores, ¿no había acaso una carrera universitaria que se dedique todo el día a contemplar y plantar flores? La verdad, no. Ya lo había buscado. Encontró, sin embargo, algo como paisajismo o diseño del paisaje. No estaba del todo convencido.

Con solo eso en mente, Yuri se dio cuenta de que pasó todo el verano en una burbuja de tristeza, música deprimente y tardes de jardín. Cuando debió haberlo pasado pensando en todos estos problemas, que de haberlos atendido antes, no serían eso, problemas.

Ya casi finalizando sus vacaciones tuvo el valor de sentarse una tarde junto a su abuelo (y unas tazas de té junto a varios pasteles, porque cuando Yuri tiene angustia come cosas dulces a montones) y solo así pudo confesar lo perdido e idiota que se sentía. Y aunque quiso ser un poco más específico e indicar que no era solo su futuro -sino también su pasado más reciente- aquello que le hacía sentir estúpido, prefirió solo decirle que la universidad le tenía inquieto. Obviamente Nikolai se lo tomó del mejor modo posible y en cuanto el momento de tensión pasó y se dio cuenta de que aquello que Yura catalogó como "algo terrible que me tiene con nervios y tristeza" no era nada más que una pequeñez.

Bueno, para Nikolai varias cosas eran una pequeñez, y que Yuri no tuviera claro su futuro, era una pequeñez bastante graciosa.

— Pero dime, en primer lugar, ¿Por qué se supone que botánica o paisajismo no serían tan buenas como Leyes o Literatura?

Yuri seguía llenando su boca con galletas y pasteles, pasándolos con té extremadamente dulce y limpiando su boca con el dorso de su mano cuando la pregunta de su abuelo le pilla desprevenido, sin saber realmente qué contestar.

— Bueno, me gustaría encontrar trabajo, ¿sabes?

— Eso no es problema, en todos lados hay plantas.— Yuri frunció el ceño, quería decir algo ingenioso como "Excepto en el Sahara" pero recordó que hasta en ese maldito desierto se encontraban unas cuantas plantas.

— Pero, abuelo, no es igual decir que estudio Leyes a decir que estudio Botánica o Paisajismo.

— ¿En qué sentido? Yuri, lo único importante es que hagas lo que deseas.

La Jardinera [Otayuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora