Su forma de conocerte |au|

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Kuina: Había estado toda la noche bebiendo en aquel bar de mala muerte, pero en su defensa mañana iría al hospital donde su madre se encontraba. La mente de Kuina era una telaraña de pensamientos ¿y si no la reconocía? ¿y si la odiaba y le pedía que se fuera de allí?

—¿Mala noche?—la chica de rastas dejo el vaso, ya vacío, en la barra para voltear a ver a una linda rubia de ojos verdes.

—Mala vida diría yo—respondió mientras le pedía al hombre otro trago.

—John, dale uno doble. Yo invito—te acercaste al banco libre junto a ella.

Toda la noche la pasó contigo contándote un poco de su vida y de como su padre la había corrido de su casa al enterarse que era trans, le daba lo mismo decirle eso a una extraña, de igual forma no te vería nunca más.

Al día siguiente se vistió y tomó sus cosas con la dirección del hospital en un pequeño papel, para su suerte toda la tarde pudo estar junto a su progenitora aclarando cosas y contándole sobre su vida luego de todo lo que pasó en su adolescencia.

—Señorita lamento decirlo pero horario de visitas terminó—al voltear a ver a la enfermera la morocha vio a la chica del bar vestida con un bonito uniforme verde agua.

—Ah sí eh...yo volveré mañana—apretó la mano de su madre en forma de saludo acompañada de una pequeña sonrisa.

—Cariño, mi hija estuvo muchos años son mí y es todo lo que tengo ahora ¿podrías hacerla pasar como mi cuidadora, por mi?—debías admitir que los ojos de aquella señora y su maternal gesto siempre lograban conmoverte.

—Pediré que traigan un catre para que pueda dormir aquí, buenas noches a ambas—soltaste una pequeña risita antes de darte la vuelta y pedirle la pequeña cama a uno de tus compañeros.

Ann: Habías llegado con tu hermano y su amiga a la supuesta playa, un fracaso total. Ahora estaba atada escuchando a un loco en traje de baño diciendo que si no le dabas las cartas los asesinaran por traidores.

—¿Y bien, bonita?—te señaló esperando una respuesta de tu parte.

—Aceptaré, pero quiero que sepas Arisu—volteaste la cabeza para poder mirarlo—que tus planes son una porquería, es la última vez que te acompaño en tus estupideces. Karube no me remplazó para que tú me mates—una vez que te soltaron seguiste a la linda azabache por un traje de baño.

—Esto se te verá bien, tienes un trasero bonito—sentenció mientras te pasaba una bikini negra que en la parte de abajo se hacia como una mini pollera.

-—¿Gracias?—tomaste las prendas rumbo al vestidos para poder cambiarte sintiendo la mirada de la intimidante chica en tu espalda.

—Soy Ann, llámame si necesitas algo—se marcho después de eso dejándote sola en el cambiador.

Bueno, quizá los planes de Arisu no salieron tan mal.

Alice in Bonderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora