15. ¿Preparados?

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Creí haber estado en las nubes

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Creí haber estado en las nubes. Creí haber tocado el cielo. Definitivamente no estaba preparado para caer al suelo. Ni con una alerta hubiera creído que alguien me tumbaría de ese sueño que por un instante parecía alcanzable. 

Pero todo soporte desapareció. No entendía qué sucedió. No la entendía, ¿Qué se supone que había sido eso? Me recordaba a mí mismo que ella fue quien dio el primer paso, ella fue quien me besó. De ser así, ¿Por qué ahora se escondía de mí?

Usaban como pretexto sus citas al doctor, las pocas veces que la veía fuera de su habitación era en compañía de Beetee. Y antes de que pensara en acercarme a ellos para hablar, ya se habían escabullido por uno de los pasillos. 

Wirress estaba igual de confundida que yo. Me tomé la libertad de contarle lo antes sucedido, pues esperaba que ella pudiera darme razón de su extraño comportamiento, pero eso no pasó. Nicolette era todo un misterio. Y no quería ser grosero, bien sabía que su pasado era su mayor demonio. Lo que alguna vez sufrí no era comparación por lo que ella había pasado.

Me lo recordaba una y otra vez, tenía que darme una justificación de su repentino alejamiento, y eso era lo único con sentido. En un principio creí que sólo jugaba conmigo. Que disfrutaba de tenerme en la palma de su mano, dispuesto a hacer y decir o que fuera con tal de tenerla. ¿De verdad era eso? ¿Era un juguete? Intentaba convencerme de que no era así, de que ella no era así.

A veces era difícil no creerlo.

Esta tarde, los demás habían salido del distrito 13. Tenían la misión de colapsar las minas del distrito 2. Su objetivo era dejar sin armas al Capitolio. La manera en la que obligarían a lo strabajadores de dicho distrito a salir no era para nada de mi agrado, pero como de costumbre, nadie había pedido mi opinión.

Aprovecharía la ausencia de Beetee para entrar a la habitación de Nicolette y de una vez por todas preguntarle lo que lleva varios días atormenandome. Aunque, no estaba seguro de querer conocer la respuesta.

Era demasiado tarde para echarme atrás. En esta obra había dado todo de mí, había arriesgado todo y ahora temía quedarme sin nada. Creí que el mayor dolor de mi vida sería volver a la arena, ahora descubría que temía más perder mi corazón. Puesto que, desde el primer momento, le perteneció a ella.

Atravesé el cuarto de Johanna, el siguiente debía ser el de Nicolette. Pero algo hizo que me detuviera en seco, inluso me obligó a esconderme detrás de una columna. Era Annie, iba entrando a la habitación.

Una vez que la puerta se volvió a cerrar me apresure a colocarme a cunclillas pegada a esta. Esperaba escuchar un poco de lo que fuera que estuvieran hablando. Si es un pecado husmear, supongo que no me molestaría ser culpable.

-No es por ser grosera, pero, ¿Qué haces aquí?- pude distinguir la voz de Nicolette.

Nicolette (1ra persona)

La Princesa De Plata •Finnick Odair•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora