10.

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*Narra Elsa*

-¡Elsa cuidado!

Y de un segundo a otro, el agua rodeó mi cuerpo. Miles de imágines del accidente de mis padres llegaron a  mi mente.

El choque del coche contra la superficie tersa del agua.

El no poder abrir las puertas debido a la gran masa de agua que nos rodeaba.

La angustia de no poder respirar…

Inconscientemente trato de inhalar, como si se tratara de un sueño, solo consiguiendo que el agua dulce se adentrara en mis pulmones. No podía moverme...

E igual de rápido que el aire pasó a ser agua, la luz se volvió oscuridad.

*Narra Hippo*

Elsa no estuvo más que medio segundo sumergida en el agua, pero yo sabía que era suficiente para que su crisis aflorara. Después del accidente de sus padres, Elsa estuvo un mes en coma y tras el incidente, su relación con el agua solo se limitó al ámbito higiénico. Esto no era de conocimiento común, mi padre era amigo de sus padres desde que eran pequeños, por lo que son como mi familia aunque en el instituto no compartamos el mismo grupo social.

A cualquiera le parecería una exageración, pero yo conocía de primera mano lo que ella sentía. Aún recuerdo aquellas noches que me quedaba con ella en el hospital, la mirada de angustia cuando se despertaba de una pesadilla donde revivía todo una y otra vez, impotente, sin poder hacer nada para evitar la desgracia. Fui su confidente, no quería asustar a sus hermanos y a su tío.

No era yo el único que estaba preocupado, Flynn y Punzie también habían sufrido con el problema de la piscina. Incluso el propio Jack que se tiró tras ella y la sacó de la prisión que supone para ella el agua. Ahora estaban los cuatro en la enfermería. Y yo, simplemente estaba aquí sentado, mirando hacia la piscina y recordando.

-Hippo…- La voz de Mérida acompañada de unas leves sacudidas me sacó de mis pensamientos en los que yo mismo me estaba ahogando. Me giré y la miré. Nunca me había fijado mucho en ella, pues siempre iba con Astrid y esta solía centrar toda mi atención. Pero ahora que me centraba en ella, debía reconocer que era bastante guapa, y me encantaban esos rizos rebeldes que enmarcaban su rostro. -Hippo…me estás asustando… ¿Qué te pasa?

-Lo siento jaja-Me rasqué incomodo la nuca.-Me quedé pensando en lo que acaba de pasar. Espero que este bien…

-¿Estar bien? Hippo sabes tan bien como yo que sólo lo hizo para llamar la atención.-Ambos nos giramos hacia la presencia que se había posicionado detrás de nosotros.

-No digas eso Astrid…-Dijo la pelirroja en un susurro.

-¿Por qué?- Dijo soberbia la rubia.- Seguramente se haya roto una uña y ha montado  el paripé para tener a sus lacayos tras ella. Es la abeja reina, no se puede permitir no ser el ombligo del mundo.

-Astrid.-Me había levantado para enfrentarme a ella y mi tono era bastante duro.- Sabes perfectamente lo de sus crisis, deja de burlarte de ella.

-¿La defiendes después de todo? ¿De que haya dejado tirado en el instituto? ¿De qué solo te hable en privado y quiera aprovecharse de ti? –Su tono había ido creciendo a medida que hablaba, y su mirada cada vez era más despectiva.- Que pena me das Hippo…

La rabia se había apoderado de mi, y sentía mis puños cerrarse a ambos lados de mi cuerpo. Mérida, que ahora estaba detrás de mí se dio cuenta de ello y puso sus cálidas manos sobre mis puños.

-Vamos a ver qué tal está Elsa.- Lo dijo en un tono tan bajo y tranquilo y sólo la escuché yo y sentí como mi cuerpo se relajaba. Agarré una de sus manos y la llevé hacia la puerta donde escuchamos el último grito de Astrid.

Marriage project (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora