6.

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*Narra Jack*

-Tranquilo, a veces es muy...extremista.-Por primera vez desde que había bajado las escaleras, me fijé en una chica pelirroja que estaba al lado de Emma. Se percató de que la estaba observando y se presentó.- Soy Anna, su hermana.

-Encantado. -Estaba sorprendido. Yo no era el más indicado para hablar, ya que Emma y yo no nos parecemos mucho, pero Anna y Elsa eran completamente distintas. No tanto en aspecto, del que solo distaba el color de pelo y el tono de piel, sino que tenían personalidades opuestas. No había estado mucho tiempo con Anna, pero ya me había trasmitido mucho más positivismo que su hermana, que era pura frialdad cuando se lo proponía.- ¿Por qué me mira tanto? -susurro hablando entre dientes a mi hermana.

-Se queda así siempre que ve a Elsa o hablan de ella. Le gusta.-Emma le contestó de la misma manera.

-No me gusta Elsa.-Mi voz intentaba ser firme pero mi rostro me delató tornándose del color de los tomates maduros.

-Oh, ¡te gusta mi hermana!- Anna empezó a dar unos saltitos de felicidad que ni Emma ni yo entendimos.- ¿Qué pasa? Bunny nunca me ha caído bien. Me declaro del #TeamFrost.-Dijo sonriendo.

Mi hermana empezó a saltar también y ambas se volvieron como un torbellino saltando y girando.

-¿Y qué piensas hacer para conquistarla? -Ambas hablaron a la vez de una forma tan siniestra que mi natural palidez volvió a mí.

-No tengo la más ligera idea.-Fui hasta el salón y me dejé caer de bruces contra el sofá. El silencio se hizo en la casa durante unos 20 minutos en los que intenté dejar la mente en blanco, pero lo más blanco que aparecía por ella era el pelo de Elsa.

El timbre de la casa sonó, pero no me levanté, ya que las saltarinas no habían salido de casa.

-Tío, das más pena de lo que me habían contado.

Giré sobre mi mismo con la mala suerte de que acabé en el suelo con un gran dolor en la espalda. Tres carcajadas se abrieron paso en el salón y vi a mi mejor amigo y los dos bichos saltarines. La pelinaranja dio un paso al frente mientras yo aún los fulminaba con la mirada.

-Emma y yo, hemos decidido ayudaros a dejar de ser unos nerds.

Hippo vino hasta mí y ambos nos dejamos caer en el sofá de nuevo.

-Eso es imposible- Bufó el castaño.

-Nos vamos de compras.-Volvieron a hablar a la vez y el miedo nos inundó a ambos.

*Narra Hippo*

Ayer las gemelas diabólicas nos llevaron de compras y nos renovaron el armario, además de hacer que abandonara mis preciadas gafas por unas lentillas. A pesar de lo extraño que fue todo, han logrado darnos un aire diferente. Apenas me reconocí cuando me vi en el espejo al llegar a casa.

Fui a casa de Jack a buscarlo y me encontré con una estampa que envidiaba. Los padres de Jack lo abrazaban y le deseaban un buen viaje. Ojalá mi padre fuera así conmigo. Desde la muerte de mi madre es menos cariñoso, y como eso pasó cuando yo era un bebé, no he recibido cariño paternal. Siempre que paso por los parques, siento una extraña sensación de vacío en el pecho.

Jack miró en mi dirección y me hizo un gesto con la mano para ayudarle con las maletas.

-Mamá, papá. Este es mi mejor amigo, Hippo.-El padre de Jack me dio la mano con una gran sonrisa en la cara. Cuando se deshizo la unión de nuestras manos sentí un ligero cuerpo tirándose sobre mí y abrazándome fuerte.

-Como me alegro de que mi pequeño tenga al fin un amigo.

-Mamá, me estás avergonzando...-No lo estaba viendo pero podía intuir que estaba rojo como un tomate. Yo solo me reí.

Marriage project (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora