12. (I)

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*Narra Hippo*

Me desperté con la luz que entraba por la ventana del camarote. Miré el reloj asustado, pero aún quedaba más de media hora para ir a desayunar, por lo que aún podíamos levantarnos con tranquilidad.

Miré a la chica que dormía a mi lado. Por la noche yo había insistido en dormir en la cama de Mérida, pero ella quería compañía, no quería sentirse sola. Empezó durmiendo con la cabeza en mi pecho, pero al poco de quedarse dormida, se había hecho con la cama, casi tirándome de ella, como cuando éramos pequeños.

Mirándola dormir, con esa tranquilidad, nunca podrías imaginar lo atormentada que está. Sólo espero que a partir de nuestra charla de ayer, esa sonrisa que proyecta en sueños, se haga duradera.

-Elsa, es hora de levantarse.- Dije moviendo su brazo ligeramente.

En vez de conseguir que se despertara, lo que hizo fue darme la espalda. Me levanté torpemente de la cama y me estiré sintiendo crujir mi columna. Me despeiné aún más el pelo y rodeé la cama para llegar a su lado.

-Elsa...- La moví desde arriba únicamente curvando la espalda, consiguiendo solo que pusiera una de sus manos en su cara.

Me puse de rodillas y me acerqué a su cara para desplazar su mano.

-Venga Els, es hora de...- No pude acabar la frase, pues lo siguiente que sentí fue su boca haciendo presión sobre la mía.

*Narra Elsa*

Me desperté sintiendo un dulce sabor en los labios, y abrí los ojos para ver de qué se trataba. Cuando lo hice me encontré con la horrorizada mirada de Hippo. Se notaba que quería retroceder pero mis manos en su cara se lo impedían.

Me separé de él y lo miré asustada.

-Lo siento Hippo...Yo...Estaba soñando con Aster y... Ay lo siento tanto... Qué vergüenza... - Escondí la cara entre las manos deseando que la tierra me tragara.

-Tra...Tran... Tranquila... Creo que lo mejor será que vaya a vestirme...

Incapaz de mirarle a la cara, sentí sus pasos alejarse de la cama y cerrar la puerta tras su salida. Sin querer mirarme a ninguno de los espejos, me dirigí hacia el baño para intentar relajar esa pequeña presión que se acababa de alojar en mí.

Sin esperar a que el agua se calentara, me metí debajo del chorro de agua a presión. De cualquier forma, el frío nunca me molestó. El agua recurría mi cuerpo pero no conseguía deshacerme de esa carga. ¿Cómo podía haber besado a Hippo otra vez? La primera vez fue un mero favor. Fue hace unos años, cuando aún éramos amigos. Él estaba preocupado porque ninguna chica estaba interesada en él, y le atormentaba la idea de ser el único de la clase que no había dado su primer beso. Al verlo así, le besé, no lo pensé dos veces, sólo quería aliviarlo. En ese momento me lo agradeció. Pero aún éramos jóvenes. Habíamos crecido, y la situación era diferente. La había jodido pero bien, ¿con que cara le iba a mirar ahora?

Cerré el grifo y me enrollé una toalla blanca con el escudo de la compañía marítima. Me sequé el pelo con el secador y lo peiné dejando que cayera en ondas por mi espalda. Me apliqué un poco de corrector para que no se notara que había pasado la mayoría de la noche llorando y me adentré de nuevo en la habitación donde me encontré a la pelirroja ya cambiada.

-Hola Elsa.- Me dijo con una sonrisa.

-Hola Mer, ¿cuándo llegaste? - Pregunté intentando ocultar la vergüenza tapándome con el pelo.

-Cuando te secabas el pelo. ¿Estás...bien?

-Sisi, tranquila. ¿Qué tal la noche?- Lo mejor era cambiar de tema e intentar evitar el tema.

Marriage project (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora