01 The detonator

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La pelirroja se miró nuevamente en el espejo. Aquel conjunto rojo le quedaba de escándalo, y ella lo sabía. Con un movimiento de sus manos se tiró el pelo detrás de los hombros mientras se repasaba de arriba abajo.

Los cambios eran notorios, se veían en sus ojos más apagados, en sus gestos más inseguros. Ella no era así, ella era una perra diva y estaba dispuesta a volver a serlo.

Ya habían pasado tres meses desde el rompimiento de su noviazgo con Hero, era hora de superarlo, aunque...¡VERLO TODOS LOS PUTOS DIAS NO AYUDABA MUCHO!

Aún así, sentía que este sería SU verano y no dejaría que nada ni nadie lo arruinaría.

—Cerecita, te estoy esperando!! —la voz de su padre la hizo volver en sí, tomó su pequeña maletita (porque las otras diez ya estaban en el auto, claro está) y antes de bajar las escaleras se miró una vez más en el espejo.

"Eres Grande nena" —susurro tirando un sonoro beso hacia su reflejo y se encaminó escaleras abajo contoneando su esbelta figura.

Mientras tanto, una rubia y un pelinegro discutían porque la chica quería empacar en su maleta el blanco oso de peluche que su novio le había regalado las pasadas navidades.

—Por favor, Layla. —pidió el chico masajeandose el puente de la nariz— sé que adoras ese jodido peluche que te regalé pero te juro que si no dejas de intentar meterlo a fuerzas en la maleta lo tiraré por la ventana.

La chica al ver que en efecto, su hermoso peluchito no cabía en su maleta terminó por rendirse.

—Muy bien Max, tú ganas

El chico resopló y soltó un:
—Gracias, Dios

—Maximiliano!! —grito Layla haciendo sobresaltar a su novio —Supongo que le estés dando grande a Dios por la novia tan fabulosa y calmada que te dió, ¿No?

—Claro princesa —sonrió— sobre todo calmada

Katherine y James ya eran otra historia. La inclinación controladora de la chica era aplacada por las tiernas caricias y la paciencia de James. Las cosas pintaban bien para esta pareja y se notaba lo cómodos que se sentían el uno con el otro a pesar de lo diferentes que eran.

—James, la ropa va en la maleta doblada por color —repitió por tercera vez la chica de pelo color rojo zanahoria.

—Joder Kat, no entiendo de estas cosas —susurro con aburrimiento el rubio —¿No es preferible dejarme hacerlo a mí manera?

—De ninguna forma —respondió rápidamente su pareja —las cosas se hacen bien o no se hacen

—Como quieras amor —suspiro resignado

En algún lugar de Malibú una loca roncaba como una foca mala de la garganta mientras su novio preparaba las maletas de ambos. Sebastián no pudo evitar sonreír cuando miró a Lucy que dormía con los brazos abiertos ocupando toda la cama y con un pie rozando el suelo.
Al fin, terminó y cerró las maletas. Estiró su apetecible cuerpo haciendo crujir varios huesos y tomó camino hacia el baño, pero unos murmullos lo detuvieron.

—Layla!... Layla! —susurraba Lucy entre sueños— Lyla me vuelves a hablar de Game of Trone y te rompo todo lo que se llama cara.

Sebas no pudo evitar soltar una carcajada y se revolvió el pelo.

—Ya no sé cuál está más loca.

Los primeros en llegar al puerto fueron Layla y Max. La rubia levantó sus gafas se las coloco sobre el pelo y se limitó a esperar a sus amigos pero diez minutos después comenzó a exasperarse.

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