10 ¿Really lost?

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El niño se encontraba con su espalda pegada a un árbol como si quisiera fundirse con él. Sus ojos parecían querer salirse de sus órbitas. Todos le hacían preguntas a la vez y el chico parecía estar preparándose para salir corriendo.

—¡Por favor, dinos donde estamos! —chillaba Layla mientras agarraba al niño de los hombros y lo zarandeaba con desesperación

—Layla, no le grites, lo estás asustando —gritó Lucy que para estar pidiendo silencio no estaba dando el mejor ejemplo.

—Este niño parece que no sabe hablar —se quejó Max dándole una patada a la arena, haciendo que la brisa de la playa la hiciera volar hasta la cara de Katherine.

—¡Imbecil! Me cayó arena en los ojos —bramó  Kathe mientras se frotaba los ojos con las manos.

—Quizas el niño sea parte de alguna tribu de por aquí o algo parecido —dijo James con un gesto pensativo.

—¿Con esa ropa? Lo dudo —esta vez fue Hero quién habló. Y era cierto, el niño iba vestido con una camisa blanca y un pantalón corto, ambas cosas algo desgastadas, pero ¿Qué tribu vestía así?

—Deberian calmarse todos de una vez —pidio Madelaine quién se acercó al niño y le acarició el pelo tratando de que se calmara. —Solo está asustado

Sebastián se arrodilló frente al infante y le regaló una sonrisa tranquilizadora y tomándolo de las manos le preguntó su nombre.

El niño no respondió, se quedó en silencio mientras examinaba a todos con la mirada.

—Quizas es mudo —dijo Jayden y todos se voltearon a verlo. No habían considerado esa opción —Dejenme intentar algo —el joven se situó frente al menor y con sus manos articuló una serie de señales. El niñito lo miró y dibujó una sonrisa para luego responder de la misma forma.

—Sabes el lenguaje de signos —afirmó Sebastián con admiración y un poco de asombro.

—¿Qué dijo? —preguntó Layla ansiosa mientras se mordía las uñas, luego se dió cuenta de que se las estaba arruinando y se miró las manos con horror.

—Su nombre es Ashton y dice que siempre viene con su padre aquí para pescar —respondió Jayden y comenzó nuevamente a mover sus manos en el aire. El niño los miro a todos y con un gesto les pidió que los siguiera.

—¿A donde vamos? —preguntó Hero

—Nos lleva con su padre —respondió Jayden —dice que él nos puede ayudar.

—No fue a ti a quien pregunté —Hero lo miró directamente a los ojos por un segundo, no tenía ganas de fingir que aquel chico le caía bien. Aún así no dijo nada más y siguió a los demás que ya empezaban a adentrarse en el camino que había tomado el niño.

Caminaron por media hora en línea recta. Layla ya empezaba a pensar que el chico era parte de una tribu cavernícola y que los estaba guiando hacia la muerte, pensamiento que no dudó en compartir con Lucy. Sin embargo ni Max ni Sebastián hicieron caso a sus locas ideas así que tuvieron que resignarse a seguir caminando tomadas de la manos.

Después de una larga caminata llegaron a un hermoso claro, donde un hombre y un joven descansaban frente a un bonito lago de agua cristalina. Algunas aves sobrevolaban el cielo completamente despejado y una brisa fresca se abría paso entre el follaje de los árboles, era casi como si aquel fuera un lugar completamente diferente al que habían estado hasta el momento.

Los dos hombres fruncieron el ceño al ver al niño llegar con una manada de extraños.

—Buenas tardes —James fue el primero en saludar.

—Buenas tardes —respondió levantándose de dónde estaba el mayor de ellos que parecía ser el padre del niño que encontramos y del joven que estaba a su lado —¿En qué podemos ayudarlos?

El niño se situó al lado de su padre y miró a los chicos. El joven también se acercó curioso esperando la respuesta de los demás.

—Verá —comenzó a hablar James —Lo que ocurrió fue que nosotros estábamos en un crucero cuando...

—Es complicado de explicar —interrumpió Max haciendo que James hiciera silencio —solo queremos saber si hay algún pueblo cerca o algo por el estilo.

El hombre y el muchacho se miraron confundidos mientras el niño se había distraído persiguiendo una mariposa ajeno a la conversación, correteando de un lugar a otro.

—Creo que ya entiendo —habló por primera vez el joven —Son turistas perdidos.

—Si, eso —se apuró a afirmar Lucy y el chico la miró como si no se hubiera dado cuenta de su presencia hasta ahora. Sebastián al ver que no apartaba la vista de su novia se acercó a ella y la rodeó con el brazo mandandole una mirada de advertencia a aquel que se había atrevido a mirar de más a la madre de sus futuros hijos.

—A dos kilometros de aquí hay una carretera que lleva al hotel. Y por cierto mi nombre es Miguel y él es Ángel, mi hijo. Si quieren los podemos llevar en nuestra camioneta —Dijo el señor con amabilidad

—Espere —Hero no se lo podía creer —¿Hotel?

Miguel y el muchacho se volvieron a mirar entre sí como si aquellos chicos estuvieran locos. Y nunca estuvieron más cerca de la realidad.

—Si, eso dije. Hotel.

—Un momento eso no tiene sentido —murmuró Madelaine

—Me podría decir dónde estamos —preguntó Jayden con curiosidad.

Los otros dos se volvieron a mirar.

—En las costas de Nasáu —respondió Ángel escogiendose de hombros, como si aquello fuera lo más obvio del mundo.

Los chicos se miraron entre sí. Katherine golpeó su frente con la palma de la mano, James se echó a reír para no llorar y los demás sólo se quedaron con la boca abierta.

Hasta que...

—Que demonios es Nasáu —preguntó Layla. Kathe volvió a golpearse la frente, James río con más fuerzas y los demás miraron a Layla como si le hubiese salido un tercer ojo.

—¿Que me miran? —inquirio molesta la rubia.

—Nasáu es la capital de las Bahamas amor mío —le explicó Max con dulzura

—¡Ahh! —exclamó la rubia contenta por saber dónde estaban metidos pero después se dió cuenta de algo —¡Esperen! ¿Estuvimos en Las Bahamas todo este tiempo?

—Eso parece —contestó Jayden

—Por eso el avión no presto atención a las señales que le hicimos —afirmó Hero tomandose el puente de la nariz con los dedos, se veía frustrado.

—Otra cosa, ¿Que día es hoy? —fue Sebastián quién formuló aquella pregunta y los hombres se miraron nuevamente.

—Miercoles 15 —respondió el llamado Miguel

—¿Qué qué? —chilló Lucy —¿Solo hemos estado tres días aquí? ¿Como puede ser? Imposible, pareciera que ha pasado una eternidad.

—Y pensar que tres días nos bastó para que casi nos dejáramos de hablar —murmuró Kathe y todos la miraron, ella tenía razón.

Miguel carraspeo para llamar la atención de los chicos.

—Van a querer que los lleve o no —el hombre comenzaba a exasperarse al no entender nada.

—Claro, estaríamos muy agradecidos con ustedes si nos pudieran ayudar —contestó James con una sonrisa en el rostro. Quizás si el destino así lo quería dentro de unas horas estaría metido hasta el cuello en una tina de agua caliente.

Y no sé equivocó.

Tres horas después se encontraban en la recepción del hotel. Con un par de llamadas lograron recuperar sus pertenencias y dos horas más tardes se encontraban descansando cada uno en su cama, todavía conmocionados por todo lo rápido que habían pasado las cosas

PERDIDOS ♾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora