11 I don't feel anything

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Después de una hora de estar pidiendo disculpas por lo que había pasado en el crucero (sí, hasta allí había llegado el chisme del desastre que habían hecho) Hero por fin logró entrar a la cafetería. Se sentó en una mesa y pidió un café. Aún llevaba su celular en la mano después de haber hablado con Alice y no era capaz de dejar de mirar la pantalla.
Se sentía una mierda por haberle roto el corazón a la chica, y de paso, por habérselo roto a Madie y a él mismo con un solo acto.

Al final, el malo nunca termina bien, y en aquella historia, el se sentía el peor de los villanos.

Deseaba con todas sus fuerzas volver con Madelaine, era todo lo que necesitaba para sentirse vivo. Pero sabía que no lo merecía, sabía que ella merecía algo mejor que un orgulloso de mierda que no fue capaz de darle lo que ella necesitaba. Merecía ser feliz, y con él no lo sería.

La dejaría ir, está vez, de verdad.

Una presencia a su lado lo hizo levantar la vista de su teléfono. La pelirroja le sonrió mientras se sentaba junto a él con una malteada en la mano.

Madelaine ya estaba en la cafetería cuando él llegó, claro, también le había costado trabajo que la dejaran entrar, pero al final el encargado era bastante joven y ella una mujer encantadora a la que ningún hombre era capaz de negarle nada.

Excepto uno.

Ella vió cuando Hero se sentó en aquella mesa, se percató también de que iba en su mundo, con la mirada perdida en el celular y una expresión terriblemente triste.

Y ella nunca lo había visto así, ni siquiera el día en que habían roto.

Así que decidió hacerle compañía.

—¿Como está Alice? —si, ella suponía que era con ella con la que había estado hablando, y acertó. Después de todo desde que llegaron no la había visto.

El chico suspiró.

—Dice que no me quiere ver —habló sin despegar la mirada de la mesa. —Dice que no fue gracioso lo que le hice, eso de dejarla sola.

—Pero no fue tu culpa, fue mía.

—Ya —el chico levantó la mirada, miró a la pelirroja a los ojos y soltó una risita triste —Pero ella no lo sabe. Intenté explicarle pero no me cree. Dice que la policía le dijo que la última ubicación que marcó mi celular antes de apagarse era en Nasáu. Así que pensó que pasaba de ella, cogió sus cosas y volvió a casa.

Madelaine sintió una punzada en su pecho al escuchar a Hero hablar de Alice, sobre todo con esa expresión tan triste.

—No sabía que esa chica te importaba tanto —la pelirroja no pudo evitar apartar la vista al decir aquello.

—¿Que? —inquirió el chico levantando una ceja con diversión. —¿Estas celosa?.

—Claro que no —Madie le lanzó una mirada asesina —Lo que pasa es que no pensé que estuvieras así de triste por ella.

—¿Quien dice que estoy triste? —cuestionó con una sonrisa de medio lado.

—Tus ojos.

El chico resopló, era difícil mentirle a ella. Una camarera se acercó con el café de Hero, lo dejó sobre la mesa y le dedicó una mirada significativa a la cuál el chico no correspondió. La pelirroja rodó los ojos.

—No estoy triste por Alice —dijo Hero después de que la camarera se fuera —De hecho, siento alivio, alivio de que ella no quiera verme, no soportaría romper otro corazón —la chica desvío la mirada al escuchar lo último

PERDIDOS ♾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora