La noche comenzaba a caer y la mayoría de los miembros del club de los mosqueteros se divertían en la sala de recreativos. Sin embargo al darse cuenta de la hora, James toma de la mano a su novia y la arrastra fuera del lugar.
—A dónde me llevas —logro preguntar la chica.
—Ya verás, cariño —fué lo único que dijo y continuó arrastrando a Katherine hasta la cubierta. Allí James tapó los ojos de la chica y caminaron entre risas hasta el barandal, el aire fresco le dió de lleno en la cara cuando el chico retiró las manos de su rostro.
—Joder, que hermoso —susurro la chica maravillada. El sol se escondía y los últimos rayos del sol se reflejaban en la superficie del mar, dando una imagen sumamente bella y romántica. Los amantes se abrazaron mientras contemplaban la puesta de sol en el horizonte. El suave murmullo del mar los hizo cerrar los ojos mientras unían sus frentes para disfrutar juntos de aquel momento tan romántico y sumamente relajante.
—Kat, te amo —susurro el chico apretándola contra su pecho.
—Tambien te amo, James. No te imaginas cuánto —respondio ella dándole un tierno beso en los labios —me has hecho ver las cosas de una forma distinta, a tu lado he madurado y he crecido como ser humano. Tú has sido todo para mí, por eso te amo.
—Katherine, tú me has hecho vivir. —suspiro el chico antes de continuar —me hiciste poner los pies en la tierra y diste orden a mi vida. Lo quiero todo a tu lado, nena.
Mientras los enamorados se profesaban amor eterno y Hero se lo pasaba de maravilla con Alice en su habitación (puesto que al fin y al cabo la tentación terminó siendo más grande que su cerebro) todo parecía sospechosamente tranquilo por los alrededores. Los demás pasajeros del barco contemplaban el paisaje desde cubierta, el mar se encontraba muy tranquilo y solo se podía escuchar el característico sonido del agua chocando contra el barco. Parecía, exactamente, la calma antes de la tempestad.
En la sala de juegos los chicos se divertían hasta que Layla se percató de que una borracha Madelaine los miraba desde la barra. La rubia se acercó a su amiga pero ya era muy tarde, Madie se había tomado diez cervezas y cinco chupitos de tequila.
—Oh, Layla mi amiga —balbuceo la pelirroja al ver a la otra chica y se dirigió al de la barra —Niño, ponle un trago a mi amiga
—No Madie, estoy bien. De hecho deberíamos ir a buscar algo con que bajarte el pedo que tienes.
—Pero que dices, si la noche es jóven
—Pues la tuya ya acabó Madelaine Concepción de la Caridad —grito Lucy acercándose
Las chicas estaban decididas a alejar a la pelirroja de la barra sin embargo Madie insistió tanto que terminaron tomándose una copa, y luego otra y otra hasta que las tres acabaron burlándose de la gente que pasaba.
—Nunca te han dicho que eres muy guapo —le dijo Madelaine al chico de la barra apoyando sus codos sobre el metal que la separaba del trigueño.
—Madelaine! —la regañó Lucy mientras Layla se partía de la risa.
—¿Que? —la pelirroja se encogió de hombros —solo estoy diciendo que es una cosita violable y yo estoy dispuesta a hacerlo.
El lugar se fue llenando de jóvenes que buscaban diversión. La música comenzó a sonar por los altavoces y las luces se apagaron dejando el lugar en penumbra, alumbrado solo por algunos reflectores de colores.
Sebastián y Max dejaron los juegos y tomaron la pista de baile, moviendo sus cuerpos de forma torpe pues al parecer habían estado bebiendo también. Pusieron una canción suave y los dos se abrazaron, moviéndose lentamente al ritmo de la música, solo faltaba las palomitas para que aquello fuera un show perfecto para sus novias.
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PERDIDOS ♾
RandomUn grupo de chicos que se hacen llamar "El Club de los Mosqueteros" se van de vacaciones en un crucero por Las Bahamas y... (...) Peleas, reconciliaciones y muchos obstáculos más deberán superar este gru...