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-𝐒𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐚𝐡𝐨𝐠𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐚𝐬 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, ¿𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨?
Rowena y su grupo de amigos solo querían tener el mejor verano de sus vidas, pero eso no habría sido tan interes...
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Esa misma tarde, un barco que pasaba por el canal de Maison encontró el cuerpo de Scooter Grubbs, un hombre que había desaparecido la noche de la tormenta; los cuervos se habían cebado con él. Lana Grubbs ya tenía sus sospechas, pero ver el cadáver de su marido la había golpeado como un balde de agua fría y no pudo evitar llorar desconsoladamente nada más la dejaron verlo.
Los pogues a penas habían atracado en el muelle se encontraron con un gran cúmulo de personas y también se acercaron a ver que había pasado.
—¿Quién es? —preguntó John B a una chica que se encontraba allí.
—Scooter Grubbs, la tormenta le pilló. Mirad la foto que he hecho —dijo orgullosa, enseñandole la pantalla de su móvil a los presentes—. Un cadáver.
—¿Qué clase de barco tenía? —preguntó el rubio curioso.
—El desgraciado se hizo con un grady white nuevecito, todo el mundo lo está buscando.
—Joder —murmuró la asiática, hablando por primera vez desde que JJ había sacado la pistola. El rubio le dio un golpecito, diciéndole que mantuviese la boca cerrada y ella, todavía cabreada se alejó de él con una mueca. Los demás pogues se miraron entre ellos, entendiéndose a la perfección.
Una vez todos llegaron al Château se dispersaron por el porche delantero. John B lanzaba al aire una botella de cerveza vacía de manera despreocupada, JJ estaba sentado en una de las butacas jugando con un mechero entre sus dedos, mientras que las dos chicas se habían sentado en el sofá viejo de exterior, todos metidos en sus propios pensamientos y en silencio. Pope fue el último en entrar, abriendo la puerta mosquitera con algo de prisa llamó la atención de los demás.
—Muy bien, a ver. No hemos visto nada —los señaló a todos con el dedo índice—. No sabemos nada, tenemos que mostrar una amnesia total —se dejó caer en medio de las dos chicas en el sofá, mirando directamente a Wen.
—¿Por qué me miras a mí? —preguntó frunciendo el ceño.
—Porque no sabes guardar secretos, Ro —dijo obvio, la chica iba a replicar pero fue interrumpida por JJ.
—La verdad es que Pope tiene razón, para variar. ¿Ves? —preguntó de manera retórica, levantándose—. A veces te apoyo. Tú a mí no, no, no y, definitivamente no —dijo señalando a todos los presentes, para acabar en Wen que lo miraba echando chispas con la mirada.
—Te apoyaría si dejaras de hacer estupideces —se defendió ella—. Tienes que deshacerte de la pistola.
—Wen tiene razón, tampoco podemos quedarnos el dinero —la apoyó Kie.
—No todos podemos permitirnos datos ilimitados, Kiara —se defendió el rubio.
—Tenemos que dárselo a Lana Grubbs, si no tendremos mal Karma.
