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-𝐒𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐚𝐡𝐨𝐠𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐚𝐬 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, ¿𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨?
Rowena y su grupo de amigos solo querían tener el mejor verano de sus vidas, pero eso no habría sido tan interes...
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Los pogues no tardaron mucho en llegar hasta el Château, todavía temblando por toda la adrenalina y el miedo que habían pasado hacía un rato en las marismas. Ya estaba oscureciendo, así que esperaban que esos tipos no tuviesen intenciones de seguir buscándolos.
Una vez John B detuvo el bote en el pequeño muelle de madera todos bajaron y se apresuraron a seguir al chico, quien había agarrado la bolsa de lona y corrido nada más apagó el motor de HMS. Ni siquiera esperaron a llegar al interior de la casa del castaño, todos se arrodillaron en el pequeño espacio a la espera de que el pecoso abriese la bolsa.
—¿Qué crees que habrá? —preguntó Kiara mientras John B batallaba con la abertura.
—Podría haber dinero o algo así —comentó el chico.
—Espero que no, estaría arruinado —lamentó la otra chica, con una mueca.
—¿Puedes abrirla de una vez? —demandó Pope impaciente, haciendo que los demás lo mirasen de golpe.
—Anda, Pope, esos arrebatos no son propios de ti — se burló Booker.
—¿Te has emocionado? — le dijo de igual manera el rubio.
—Por poco la palmamos por ella, ábrela de una vez.
Por fin John B logró abrirla y sacó una especie de cilindro metálico, parecido a un termo. Al desenroscar la tapa sacó una brújula antigua de color bronce, atada a una cadena. El chico se quedó hipnotizado admirando el objeto en silencio, mientras sus amigos observaban con curiosidad y algo de decepción.
—¡Buen trabajo, tíos! ¡Hemos encontrado una brújula! —volvió a hablar sarcástico Pope.
—Quizás tenga algún tipo de valor, ¿no? Si no no estaría tan bien guardada... —intentó animarlos un poco Wen.
—No lo creo... —respondió JJ—. ¿Qué pasa, colega? —le preguntó a su mejor amigo, al darse cuenta de que se había quedado traspuesto.
—Era de mi padre —murmuró con una ligera sonrisa. El resto de pogues se miraron entre ellos, también sonrientes, pero confundidos por la situación.
[...]
—Pts, Wen.
La chica se giró confusa al oír un murmullo lejano del rubio, que se acercaba al lateral de la casa del castaño. Ambos se habían levantado temprano y, sin tener nada mejor que hacer, habían decidido ir a despertar a Booker. Antes de que Rowena pudiese abrir la puerta principal JJ le señaló la orden de los servicios sociales que colgaba de la pared, para luego hacerle un gesto para que mantuviese silencio.
