Jayden
-Iras a vigilar a Morgan- me dijeron, así de fácil, sin preguntarme me encargaron vigilar a una niña que no conocía por el simple hecho de que nuestra entera existencia dependía de ella.
No era mi culpa que ella viviera en la ignorancia, que no supiera de sus antepasados y su historia, era peligroso que no conociera el significado de su existencia y su propósito en el mundo, simplemente desconocía ese poder que poseía y eso la convertía en un ser peligroso.
Me entregaron en el instituto el boleto que me dejaría abordar su mismo avión, me dijeron que mi asiento sería justo al lado suyo, lo único que debía hacer era sentarme, llegar a la ciudad y asegurarme de que subiera a un taxi sana y salva que la llevaría directo al campus.
Al parecer su madre ya se había encargado de dejarle bien en claro que tendría que llegar directamente al instituto, y aparentemente la niña era tan aburrida que siempre obedecía en todo, por lo que no tendría que preocuparme de absolutamente nada.
Cuando llegué a mi asiento ella ya se encontraba ahí, no era nada parecida a como la había imaginado, su piel de un tono moreno casi como la canela y su cabello de un negro tan profundo que estoy seguro se podría confundir fácilmente con la noche.
Era lo único que lograba ver de ella por el momento, se notaba nerviosa y su vista estaba pegada a la pequeña ventana que se encontraba a su izquierda.
Pero cuando volteo y pude ver sus ojos, fue cuando la realidad me golpeo, realmente era ella, sus ojos de un tono grisáceo con un leve toque de azul, tan penetrantes y con un brillo divino.
Supe entonces que mataría por esos ojos.
Mi alma guerrera se encontraba en un enorme conflicto al darme cuenta de que la heredera al todo era esta pequeña muchacha sentada junto a mí, con temor a los aviones y un tremendo carácter necio. Sabía que mi lealtad pertenecería a ella desde el momento en que su mirada recayó en mi persona, no serviría a la Diosa, ni mucho menos a las tropas, yo pertenecía a Morgan, mi alma pertenecía a ella.
Se veía tan frágil, ahí justo a un lado de mí, temblando por el pequeño temor a que el avión cayera, ¿Cómo podría soportar todo lo que se avecinaba? ¿Todo lo que la atormentaría una vez pisara ese instituto? ¿Cómo podría luchar? La existencia entera dependía de que ella misma resistiera, luchara y nos defendiera.
Decidí no molestarla lo que restaba del viaje y ella cayó profundamente dormida, se veía tierna, pero podía notar ese instinto guerrero enterrado muy en lo profundo de su alma, solo tenía que despertar y yo estaría ahí para apoyarla.
Sé que me había comportado como un completo idiota, pero era divertido hacerla rabiar sobre todo cuando noté una pequeña arruga sobre su frente cada que fruncía el ceño.
***
Quedé dormido gran parte del viaje, cuando desperté faltaban tan solo unos minutos para aterrizar. Cuando el avión estuvo en tierra finalmente esperé 10 minutos a que la señorita aquí a mi lado despertara, ya le había hablado tantas veces y con ninguna respondía. Lo siento princesa.
-¡DESPIERTAA!
Ahogue una carcajada pues la muy tonta se había levantado tan deprisa que golpeo su cabeza con la parte de arriba.
Después de discutir un poco más espere en la salida a verla de nuevo pero ahora con sus maletas, para así asegurarme de que subiera a un taxi, no era una tarea tan difícil, en unos minutos yo también estaría en el instituto disfrutando de una buena ducha caliente.
Una vez que vi marchar el taxi en el que Morgan iba, me encamine a mi moto que se encontraba en el estacionamiento, no tarde ni veinte minutos en estar en el instituto, baje y tomé rumbo hacia la entrada.
Antoine y Cristine me esperaban ahí, el siempre tan imponente con sus músculos que derretían a cualquiera.
-Si nuestros cálculos no fallan, Morgan estará en 10 minutos registrándose en recepción- dijo Antoine en su postura autoritaria, con esa voz que tanto me derritió tiempo atrás.
-Es la misma imagen de la luna An.- dije mientras me posicionaba a su lado.
-Mientras todo salga como se debe no me interesa si es la luna o una simple humana- Y esa era Cristine, tan borde y fría siempre, si supiera lo bella que es Morgan se tragaría esa lengua tan venenosa que poseía.
Yo sabía apreciar la belleza, Morgan lo era, no más que yo claro está pero tal vez se peleaba el puesto con Antoine. Viví enamorado de el un tiempo, pero fue solo eso, un tonto enamoramiento, después nos volvimos mejores amigos, compañeros de guerra, siempre cuidando la espalda del otro, inseparables.
Tiempo después yo comencé a salir con alguien, claramente no funcionó pero An estuvo siempre ahí para mí, somos casi hermanos y siempre contábamos el uno con el otro.
Me daba miedo que la llegada de Morgan supusiera un problema en nuestra relación.
-Van diez minutos de retraso Jayden ¿Dónde está Morgan?
¡Oh diablos!