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-Morgan...psss...despierta, se acabara el desayuno.

Comencé a abrir los ojos y una intensa luz me cegó por un momento, trate de taparla con mi mano pero no se quitaba, cuando me acostumbre a ella noté que era la linterna de un celular y cuando mire más allá vi una cabellera naranja detrás de este.

-Aleja eso de mí- murmure mientras tallaba mis ojos y comenzaba a enderezarme en la cama.

-Lo siento es que parecías muerta y no despertabas.

-¿Y pensabas revivir a un muerto con una linterna?

Termine de enderezarme y me senté en la orilla de la cama dejando a mis piernas colgar de esta, me dolía la cabeza y la luz que se filtraba por la ventana comenzaba a molestarme, se sentía como migraña.

-Luces terrible ¿Qué hiciste ayer?- me preguntó Amelie terminando de deslizar los jeans por sus piernas abrochándolos en su abdomen.

-¿Ayer? Fui por waffles a la cafetería como me dijiste- me pare de la cama y camine hacia el baño.

-La fiesta estuvo buena eh- soltó una risita. ¿fiesta?

Me mire al espejo y noté mi piel más pálida, lo cual no era normal porque siempre solía brillar con ese tono canela que tanto me caracterizaba, mi cabello estaba más negro si es que eso era posible y mis ojos se habían obscurecido. Mi cabeza seguía punzando pero no le tomé importancia, debía ser por la hora en que Amelie me había levantado, normalmente los domingos me permitía dormir hasta medio día y mi cuerpo ya se había acostumbrado a eso.

Pensaba que ella regresaría hasta en la noche, para descansar antes de que comenzaran las clases, salí del baño cepillando mis dientes con la intención de preguntarle.

-¿Y tú que haces aquí?- cuestione recargando mi cadera en el marco de la puerta del baño.

-¿De qué hablas? Compartimos habitación ¿recuerdas?- me respondió sin dejar de maquillarse frente al espejo.

-Si pero dijiste que regresarías hasta que anocheciera.

-Morgan es lunes, tenemos clases- pasó a un lado de mí y se encerró en el baño.

¿Lunes? Imposible, apenas ayer estaba robándole waffles a ese idiota ¿En qué momento pasó todo un día del que no recordaba nada? Lo último que estaba en mi mente era yo corriendo después del robo del siglo.

-Andando, que no quiero comenzar mi día sin un buen desayuno.

Salimos de la habitación.

***

-Te ves fatal- comentó Jayden mientras se sentaba en nuestra mesa.

-Lo mismo le dije- concordó Amelie al mismo tiempo que masticaba una galleta.

Por más que me esforzaba en hacer memoria de lo que había pasado mi mente simplemente no llegaba a nada, en ese periodo de tiempo solamente se encontraba un espacio en blanco.

Mi cabeza por otro lado cada vez dolía más y el ruido a mi alrededor comenzaban a volverse insoportable y ni hablar de la luz que aumentaba el dolor significativamente.

-¿Te sientes bien cariño?- cuestiono mientras ambos me lanzaban miradas preocupadas.

Al tercer día de mi primera semana del instituto me topé con Jayden en los pasillos, el mismo chico del avión, aquel al que le había apretado los huesos de la mano en un intento de tranquilizarme, ese mismo día descubrimos que compartíamos la misma clase de fotografía y más tarde noté que era un buen amigo de Amelie así que me fue fácil pegarme como lapa a su pequeño círculo social.

-¿Morgan?- insistió Amelie.

-¿Acaso les importa?- colgué mi mochila en mis hombros y tomé la bandeja con la poca comida que aun contenía, me dirigí a la salida no sin antes dejar caer la bandeja en el contenedor provocando un gran estruendo que se escuchó por toda la cafetería.

No recordar nada me ponía de mal humor, sé que no era excusa para tratar a mis amigos así pero el hecho de que estuvieran tan sonrientes cuando mi cabeza estaba por explotar me hacía querer golpear sus inmensas caras felices.

Aproveche mi huida para dirigirme al salón de mi siguiente clase y alcanzar algún asiento en la última fila. Los pasillos estaban solos, cosa que era de esperarse ya que todos se encontraban almorzando, jamás había notado que este pasillo justamente era sofocantemente largo y no lograba ver un final, el pasillo ahogaba la poca luz que quedaba y una densa obscuridad comenzaba a avanzar hacia mí, alguien paso corriendo y choco mi hombro en el proceso, mi cuerpo se lanzó hacia adelante y mis manos impidieron que mi cara se aplastara contra el suelo. Me paré del suelo dispuesta a reclamarle a quien se que me hubiera empujado pero un ligero mareo se apodero de mí.

Fue entonces que los recuerdos regresaron, absolutamente todo, el bosque, la niebla, las escaleras, la cripta y la mujer de piedra. Eso no me alivio en lo absoluto, conforme todo se aclaraba en mi mente, la cabeza dejaba de doler pero una enorme angustia la sustituía.

-Hey ¿Estas bien?- sacudí mi cabeza para despejarme y voltee a la persona que se había dirigido a mí, era Antoine.

-¿Qué?

-¿Qué si te encuentras bien? Llevo hablándote desde hace diez minutos y no respondías.- rascó su cabeza.

-Lo siento, lo siento ¿Qué decías?- enfoque toda mi atención en él.

-Yo, si esto- estaba ¿nervioso?- yo venía a darte esto, ya sabes para que no acoses a otro pobre chico- me tendió un toper azul, lo abrí y mi boca formo una enorme o, no creí que el fuera del tipo tierno. En el toper venían al menos seis waffles junto con un pequeño envase de chocolate líquido.

Voltee a verlo con una sonrisa de lado y las cejas alzadas, con una mirada algo burlona.

-Oye, oye no me mires así, es por el bien de la comunidad, no queremos que estés robando por ahí a pobres inocentes- intento justificarse.

-Claro, claro y los peces vuelan.

-Bueno, en teoría hay una especie que si lo hace- genial aparte era un sabelotodo, me quede viéndolo un buen rato y una sensación de ya conocerlo desde antes comenzó a hacerme cosquillas en la piel.

Tócalo

Ok, esa voz era diferente, definitivamente diferente, ¿debía empezar a preocuparme por escuchar voces en mi cabeza?

Tócalo Morgan

Ya no más Cyra eh.

Solo tócalo

Aguanta, aguanta ¿acaba de contestarme?

Joder solo tócalo ya.

Ok, ok regresé mi atención a Antoine y trate de pensar en la forma de tocarlo sin que fuera raro, acerqué mi mano a su hombro y simplemente la deje caer.

Fue súper extraño, el suelo bajo mis pies se sacudió un poco y la imagen a mí al redor cambió por completo, podía ver al mismo chico frente a mí pero con una apariencia completamente diferente, el color de sus ojos era más intenso y se podía ver más el rojo en ellos, su piel brillaba en un tono dorado y sobre su pecho cruzaba un arnés del cual de los costados salían dos enormes espadas, pero ni siquiera eso era lo más impresionante, no. Lo más impresionante era que de su espalda unas enormes alas se extendían, eran gigantescas y de un blanco tan puro que era ciertamente cegador.

No soporté más la imagen y lo solté, alejándome unos cuantos pasos hacia atrás, eso no podía haber pasado de verdad, definitivamente la comida en este lugar contenía alucinógenos porque de no ser así podría decir que eso que acababa de pasar era una ¿visión?

Ingenua

Tú cállate.

-¿Morgan?- Antoine pasó una mano frente a mis ojos.

-Eh si, lo siento debo irme- corrí a la salida dispuesta a perder todas las clases del día, mi cabeza empezaba a dar vueltas de nuevo y mi respiración comenzaba a fallar, esto era jodidamente aterrador, todo me abrumaba y no entender nada hacía que quisiera arrancarme los pelos de la cabeza.

Debía descubrir que era lo que estaba pasando. 

Cyra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora