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La oficina en la que me encontraba era de un tamaño considerablemente grande, con un escritorio de caoba al centro y toda la pared detrás cubierta por una enorme estantería que rebosaba de libros, si no fuera por los tres pares de ojos que me observaban fijamente habría caminado directo a ella buscando deleitarme con la infinidad de títulos que se encontraban apilados unos tras otros.

Detrás del escritorio se encontraba sentado el que supongo seria el rector, de tez blanca, postura rígida y cabello color castaño, a decir verdad el señor tenía mucho parecido con Dumbledore en sus mejores tiempos. A su lado, un señor de piel muy morena, alto y musculoso se encontraba parado mientras sostenía un bolso deportivo, y para rematar, en una de las dos sillas frente al escritorio, se encontraba el chico de anoche con una postura despreocupada.

-Bienvenida señorita Morgan, tome asiento por favor- se dirigió a mí el rector señalando la silla junto al espécimen de ojos extraños.

Había algo en el rector que no me terminaba de convencer, en realidad, en toda esta situación había algo que no me terminaba de convencer.

-Tengo entendido que llegó el día de ayer ¿Pasó bien la tarde en el Instituto?- me preguntó dejando claro que no estaba enterado de mi llegada a altas horas de la noche.

-El viaje me agotó demasiado así que no salí de mi habitación en toda la tarde- por el rabillo del ojo pude ver como el chico me dedico una mirada incrédula después de lo que acababa de decir.

-Entiendo, bueno ya tendrá tiempo de conocer las instalaciones- acomodo los papeles sobre su escritorio- Quiero presentarte a Michael, él es el entrenador del equipo femenil, es de mi conocimiento que quien te reclutó fue John, entrenador del equipo varonil.

Eso no lo sabía.

-Mucho gusto Morgan, espero que como habló John de ti, lleves a nuestro equipo a muchas victorias- me dijo mientras estrechaba mi mano para saludarme.

-No me lo tome a mal entrenador, pero las victorias son gracias a todo el equipo, yo vengo a ser solo un peón más- contesté encogiéndome de hombros.

El rector me observó entre confuso y sorprendido. Varias veces ya me habían dicho que mi apariencia a primera vista mostraba una mujer con aires de grandeza o muy engreída cuando yo solo me mostraba segura de mi misma. El entrenador me veía algo molesto, lo cual no comprendía y el chico a mi lado me dirigía una mirada de lo que parecía ser ¿aprobación?

¿El que pintaba aquí?

-Bueno como sea- carraspeo el entrenador para interrumpir el silencio incomodo que nos había envuelto- en este bolso viene el uniforme de competencia y los de entrenamiento, solo tienes libres los sábados por la tarde y todo el día del domingo- comentó mientras estiraba su brazo con el bolso para que pudiera tomarlo.

-Lo sé, todo viene en el correo que me mandaron hace unos días- agarre el bolso.

-La espero en la cancha- ignoró mi comentario y sin más salió de la oficina.

Par este entonces ojos extraños seguía sin pronunciar palabra alguna y el rector observaba la escena de manera divertida.

-¿Puedo irme ya?- pregunté haciendo acopio de toda mi paciencia, esta situación me estaba poniendo los nervios de punta y no sabía porque.

-Adelante.

Me pare de la silla y comencé a caminar hacia la puerta.

-Y señorita Morgan- me detuve en mi lugar y mire al director por encima de mi hombre esperando a que volviera a hablar- No se ponga tan cómoda.

Cyra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora