Ya eran las diez de la noche, a los pocos segundos de que sonó el gran reloj que estaba en el cuarto principal de la casa, los trabajadores se iban al patio interior, el cual, conectaba la mansión con las casas de los empleados. Eran en total seis empleados. Eduard, un hombre de cincuenta años, el que siempre atendía la puerta; Casey, un chico de dieciocho años que se encargaba de la limpieza junto a Matilda, una mujer de sesenta años; Jane, una mujer de treinta, la cual se encargaba de la comida; Anton, un joven de veinticinco años, era el chófer; el último tenía el nombre de Jack, un chico de veinticuatro años, quien era la escolta de la mujer cuando salía.
Todos vivían en ma mansión, o al menos en aquella casa que estaba dentro del lugar. Siempre que se escuchaba el reloj, de inmediato se iban a descansar. A pesar de que el trabajo de algunos de ellos era mínimo, no querían dejar aquel lugar. Por algún motivo, sentían un tipo de atracción hacia aquel lugar.-- Buenas noches, mis señores-- Eduard se despidió y se fue del lugar.
-- Buenas noches
Anna bostezo y los cuatro procedieron a irse a sus habitaciones. Anna y Tadashi fueron a su habitación, no sin antes acompañar a sus hijos a su cama. Los arroparon, cada uno en su cama correspondiente y tras ello, un cálido beso.
-- Descansen, mañana será un día un poco pesado-- Dijo Anna.
-- No quiero sonar grosero, pero ¿porqué de la noche a la mañana tuvimos que quedarnos aquí? No me quejo, sólo es curiosidad-- Preguntó el niño mientras miraba a su madre.
-- Oh, bueno. Quise visitar a mi hermana, hace mucho tiempo que no la veía y quise que la conocieran
-- ¿Sólo eso? ¿No hay ningún problema en casa?
-- ...-- Miró a Vicky, quien ya estaba dormida. Suspiró y luego volteó a ver a Hiro-- Bien, ya eres grande, no podemos ocultarte las cosas.
Los dos se sentaron en la cama del chico y Tadashi comenzó a hablar.
-- Tenemos algunas dificultades con la casa nueva. El señor que nos la vendió desapareció y no hemos encontrado los papeles de la casa, así que no nos la quieren dar
-- Ay no, pero ¿qué pasará con el dinero que dieron?
-- Es por eso que tenemos problemas, el sujeto se fue con el dinero. Así que posiblemente ese dinero esté perdido
-- Mi hermana se ofreció para que podamos vivir por un tiempo aquí, en lo que arreglamos las cosas. Si todo sale bien, volveremos y nos quedaremos con la casa, si no lo logramos, traeremos todas nuestras cosas aquí y venderemos nuestra casa para recuperar el dinero. Nosotros dos tendremos que trabajar por el momento, así que ustedes se quedarán aquí con la tía Elsa
-- Okay, gracias por decirme. Me siento más más seguro cuando sé lo que está pasando
-- Buenas noches, y tú no te preocupes. Considera esto como unas vacaciones-- Dijo Tadashi.
Tras la despedida, los dos se fueron de la habitación y se fueron a la suya. Elsa estaba caminando por los pasillos de la casa con una linterna de aceite en una de sus manos. Pasó por los cuartos de sus huéspedes, al ver que las luces estaban apagadas y sus cuartos estaban cerrados, salió de aquel pasillo y bajó las escaleras, caminó hacia el pasillo que daba con otras puertas más, entre ellas, aquella escalera oscura. Bajó y al estar frente a la puerta, tocó tres veces. Esta se abrió y ella entró.
[...]
Los relojes de toda la casa comenzaron a sonar, las siete en punto. A pesar de eso, la familia salió de sus cuartos hasta las nueve de la mañana. La pareja bajó a desayunar junto a Elsa, no despertaron a sus pequeños, ya que sabían que estaban exhaustos por el viaje.
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;; 𝘁 𝗵 𝗲 𝗺 𝗼 𝗻 𝘀 𝘁 𝗲 𝗿 𝓸 𝓯 𝓽 𝓱 𝓮 𝗵 𝗼 𝘂 𝘀 𝗲 ;;
Fanfiction-- Él no es un monstruo... Es un amigo . . . . . . Dos hermanos visitan la casa de su tía para pasar tiempo con ella. La mujer de piel blanca y pelo rubio les da la bienvenida a su linda -aunque algo espelustante- mansión. Con dos amas de llaves, u...