3. Visita Inesperada.

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Al paso de los días Simon empezó a llevar sus cosas a la casa de Robin, empezó con un cepillo en el baño, después un par de prendas y así pasados dos meses el rubio tenía la mitad de sus pertenencias en casa de la castaña.

Si bien habían decidido tomarlo con calma, ninguno de los dos se opuso a vivir juntos apenas pasadas unas semanas, por que no podían ocultar que se necesitaban el uno al otro, por que ya habían pasado mucho tiempo separados, por que necesitaban del otro para poder respirar.

Ahora Robin estaba en casa esperando al ojiazul, quien ahora pasa cada martes y jueves en su casa, ya que sus hijos lo visitan esos días. Mientras se divide la custodia de los dos menores.

Robin estando sentada en el sofá de la sala, escucha que llaman a la puerta, sin duda Simon no es ya que ya tiene llaves de la pequeña casa de la castaña. Así que la ojiverde decide levantarse y abrir la puerta sin imaginar quién estaría detrás de ella.

-¿Rebecca? -sorprendida pregunta.

-Hola, Robin -. Rebecca sonrie-, ¿Puedo pasar?

A tan repentina visita y también pregunta Robin lo único que puede hacer es moverse hacía un lado susurrando un "pasa" y dejar a entrar a la aún esposa de su novio.

Rebecca logra ver una camisa de Simon atravesada en el sillón, esa que ella le regalo hace algunos veranos, sabía que eso significaba que el estaba con ella, con aquella mujer que ahora se encontraba sirviendo dos vasos de agua.

-Así que, están saliendo -. La tranquilidad en su voz atormenta a Robin ¿Tan bien lo toma?

Robin no logra emitir ningún sonido, ninguna otra contestación más que un leve movimiento de su cabeza casi imperceptible que decía si.

-El papeleo del divorcio casi acaba -. Su voz ahora suena triste, nostálgica.

-Lo sé -, ahora es Robin quien habla-. Simon me dijo, solo un par de semanas mas.

-Si -. Responde asintiendo-. Cuídalo, el puede parecer rudo y que soportaría todo, pero no es así, el te quiere, y yo se eso, no le hagas daño -. Lágrimas resbalaron las mejillas de ambas mujeres-, Cuídalo -. Repitió y Robin asintió.

Si bien nunca fueron amigas cercanas, ambas apreciaban de la otra, por que habían salido adelante, por que eran fuertes.

-Rebecca, yo solo -Robin pauso, buscando las palabras para expresarse, para disculparse -. Lo lamento, siento que lo suyo acabará asi, yo...-si bien ella queria continuar, la visitante la detuvo.

-Terminamos bien, Robin, somos amigos, acabamos lo nuestro a tiempo, y por el momento solo quiero el bienestar de nuestros hijos. Solo, solo quería ver si el, si el te busco después de nuestra separación.

Y así, se levanta sin decir otra palabra, se limpia la pequeña lagrima con la mano, y se dirige a la salida, pero antes de cruzar la puerta se voltea hacia la castaña y le da una pequeña sonrisa.

Robin sigue sentada en el sofá, sin comprender lo que acaba de pasar, ¿Acaso Rebecca vino a su casa para decirle que cuidara de Simon?

Después de unos minutos de haber permanecido así, la ojiverde decide ponerse de pie e ir a tomar una ducha.

Después de al cabo de un tiempo la castaña se encontraba en la cocina, preparando la comida para ella y el rubio.

Así que justo cuando ella se encontraba a punto de servir la mesa, la puerta se abre y la voz de Simon se hace notar.

-Ya llegué.

Robin sonríe al escuchar su voz, deja el plato en la mesa y se dirige a la entrada para saludar a su pareja, que en cuanto la ve la toma por la cintura para darle un corto beso.

-¿Qué tal tu día, Robb? -pregunta el ojiazul después de hacer una pausa en su beso.

-Bien, Sam-respondió sin tocar el tema de la visita de Rebecca-. Nada interesante.

-¿Sam? -interroga el rubio.

-Bueno, es que Sim, no me agrada y solo cambie una vocal -. Ríen un poco-. ¿Cómo estuvo tu día? ¿Y los chicos?

-Han tomado muy bien lo de la separación, para ser sincero me sorprende de Harry, siempre fue muy apegado a nosotros, ¿sabes? -ambos se toman de la mano y se dirigen al comedor.

-Ya no es un niño, Simon, aún que no lo creas ha crecido, madurado, ya es un adolescente y entiende.

Así ambos sentados a cada lado de la mesa, empiezan a comer, hablando de distintos temas. Hasta que la comida acaba.

Todavia en el papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora