9.-Un paso atrás.

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—¿En serio?

¿Por qué me siento tan nerviosa?

—¿Por qué te sorprende?

Si supiera que el que me hable alguien ya me sorprende...

—No lo sé. —mentí.

Claro que sé. He vivido tanto tiempo en una burbuja, sin tener comunicación alguna que el «pensé que no te volvería a ver» me tiene que sorprender.

—¿Vas a hacer algo ahora? —preguntó.

¿Me está invitando a salir? Eso no... No puedo permitirlo.

«¿Por qué?»

—-La verdad, sí. —le mentí de nuevo.

Dejó de mirar al frente y volteándose clavó su vista en mi.

—No sonaste convencida.

—Igual. Tengo que irme, Pablo.

—Está bien. Espero que nos podamos ver, de nuevo.

—Sí, claro. —dije levantándome— Adiós.

—Hasta pronto, Juli.

Sonreí al escuchar el diminutivo de

mi nombre.

Me sentía tan extraña y fuera de lugar. Es como si ver a Pablo hubiese cambiado algo. Pero no sé qué.

Caminé de vuelta a mí apartamento entre pensamientos extraños. ¿Por qué me siento así? Es como si de un momento a otro mi estado de ánimo cambiase. Y no me gusta. Hay instantes en que lo veo todo a color. Y otros en blanco y negro. Me asusta. No quiero pasar de nuevo por la etapa de estar todo un día encerrada ahogándome en lágrimas. Pero también sé que no podría estar disfrutando de todo, sin más. Es algo que no está en mi. Es todo tan confuso. Mi ánimo desciende de nuevo y ya no soy capaz de reprimir las lágrimas.

Empieza a caer la noche y con ella mis lágrimas. No sé porqué lo hago. No sé porqué no puedo parar de llorar. No debería tener motivos y no sé si los tengo. Mi mente es un océano que me aleja... Y no logro el retorno.

¿Por qué ésta mañana y ésta tarde si me veía capaz de alcanzar el cielo... De superar mis miedos... De ser otra, y ahora lo estoy viendo como algo que no puedo alcanzar?  ¿Qué sucedió? ¿Qué cambió?

Llego por fin a mí apartamento y cuando entro siento el espacio increíblemente grande, cuando no lo es.

Me siento en el sofá y me abrazo a un cojín. No he sido capaz de dejar de llorar y mi subconsciente me recuerda que prometí no volver a sentirme así. No puedo hacerlo. No... No...

Abro mis ojos y noto que no estoy en mi habitación,  me quedé dormida en el sofá.

Entro a la cocina y encuentro una caja de cereal, lo que me hace recordar que debo ir al supermercado. Tal vez cuando termine de trabajar.

¡Trabajar!

Sabrá Dios qué hora es.

Corro de nuevo a la sala y entre torpes intentos consigo mi teléfono.

8:39.

Aún tengo tiempo.

Como acto reflejo aparece el nombre de San en la pantalla principal anunciando su llamada.

Hola. —dije y noté lo ronco de mi voz.

Hola, Ju. ¿Qué tienes?

—Nada, acabo de despertarme.

—Está bien... Eh... Ayer dejé algo en tu apartamento. ¿Puedo pasar a buscarlo después?

—Claro, pasa a las 14 si quieres. —respondí.

Vale, nos vemos.

—Vale.

Colgué y no sé porqué sentí que San estaba nerviosa.

Evité pensar demasiado y volví a la cocina. Preparé café y me serví cereales con leche.

Mi mente aún era un caos. Es como cuando estás nadando en la playa y sientes que las olas van a sobrepasarte. Así exactamente.

No sé porqué aún siento esta opresión en el pecho. Y allí el recuerdo vuelve.

—Juli, esto ya no lo puedo soportar... Ya no.

—Pero ya todo pasó. Por favor. Nada te va a pasar... A nadie.

—No es tu culpa, no lo sientas. Dile  a todos que lo siento.

Me encogí y sentir las lágrimas resbalar por mis mejillas. Sólo las sentía.

Hice el torpe intento de dejar de llorar pero fue en vano. Tomé un trago de café, y otro, otro... Y otro más.

¿Por qué tiene que ser tan difícil olvidar? En las películas se ve tan fácil.
Por Dios, Julianne. Esto no es un cuento, y menos de hadas. Todo es como debe ser, todo tiene su rumbo y el mío no ha sido el mejor.

Debería estar prohibido pensar tanto.

Tomé mi móvil y empecé a revisar las noticias. 

Tal vez me distrayese.

Caí en la sección de espectáculos y vi que había una nota del concierto de Pablo.

Sonreí.

La leí; hablaba de que fue un éxito. Que se habían agotado las entradas y que el Palacio estallaba constantemente en gritos eufóricos.

No pude evitar sonreír de nuevo.

Qué extraño.

Seguí leyendo noticias, de política, económicas... Todo si eran capaz de distraerme.

Tras terminar de desayunar corrí a la ducha y dejé que el agua caliente me despejara.

Veinte minutos más tarde escogía mi ropa de trabajo. No tenía ganas de salir de mi apartamento pero tenía que hacerlo.

Volví al salón y busqué mi bolso. No tenía idea de dónde lo había dejado.

Mientras buscaba vi, debajo de la mesa un papel.

****

¡Hola! Prometí el capítulo para ayer (jueves) pero no lo pude subir.
Primero quería comentarles que no había subido antes porque tengo un problema con un profesor en la Universidad y no me queda tiempo para nada :'(

También agradecerles infinitamente. Ya llegamos a los 100 votos!!!!!!!

Espero que les guste y nos vemos pronto!

Comenten. Voten y recomienden. Besotes

Polos Opuestos [Pablo Alborán]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora