15. Sensación de tranquilidad.

304 29 2
                                    

Leí el mensaje y fue como si un peso que no sabía que cargaba en mi hombro desapareciese. Como si por ese instante mientras lo leía hubiesen dejado de existir todos los problemas que me atormentaban.

Mi mente estaba llena y no pude entender el porqué una sensación de tranquilidad me invadió.

Contesté.

J: ¿Pablo? No muy bien. ¿Y tú?

¿Por qué siempre sentía un impulso a hablar de como me siento con él? ¿Por qué siento que Pablo sí entendería todo?

Segundos después contestó.

P: ¿Por qué? Pensé que te sentías mejor y...

P: No te preocupes, no tienes que contarme.

¿Por qué sentía sincera su preocupación? ¿Por qué sentía que no fingía?

J: Después de que te fuiste tuve un problema y me tiene preocupada. Es algo complicado.

P: ¿Por qué todo tiene que ser complicado, Juli?

«Porque no hay nadie que me haga sentir lo contrario» pensé.

J: Realmente lo es.

J: ¿Cómo es que tienes mi número?

Cambiar de tema era la opción más cobarde pero mi única salida.

P: Mejor no preguntes ;)

J: ¿Por qué?

P: Porque es mejor. ¿Qué harás en tu cumpleaños?

J: ¿Seguro?

J: Realmente nada. No sé qué inventa Sandra.

P: Pensé que irían tus amigos y por eso me invitó.

J: No... No tengo amigos aquí.

«Ni aquí ni allá» me reprochó mi mente.

Vi la hora y ya hacían quince minutos de haberse cumplido las dos horas que había dicho John.

Mi cabeza dio otro vuelco. No quiere involucrarse. Por eso no ha llamado. Es eso. Pero... Dios es tan difícil entender tantas cosas a la vez. No prejuzgaré a John. Esta vez no.

Volví mi vista a la pantalla de mi teléfono y Pablo había constestado ya. Este día no para de darme sorpresas.

P: Y todo tiene que ver con lo mismo, ¿no?

J: ¿A que te refieres con "lo mismo"?

P: Eh... Todo esto que te pasa.

J: Sí, supongo que de eso va todo en mi vida.

¿Por qué otra vez tenía ese impulso de hablarle de mí? ¿Por qué otra vez en mi mente se comenzaba a apoderar una sensación de tranquilidad? ¿Qué tiene el? ¿Qué conexión hay entre los dos? ¿Por qué él?

P: No deberia intrometerme, ¿no?

J: Todavia no, por favor.

Pareciera que mis dedos no estuviesen conectados con mi cerebro sino con mis peores instintos y escribiesen lo que ellos quieren.

¿O yo quiero?

P: Está bien, como tú quieras, Juli.

J: Voy a dormir. Mañana tengo que trabajar. Hablamos pronto.

Polos Opuestos [Pablo Alborán]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora