¿¡QUÉ!?

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Desde aquel día en el que le hable a Samuel, habían pasado ya dos semanas, dos largas semanas en donde la materia y las clases eran aún más agotadoras, las horas y horas de estudio eran más largas, porque los exámenes ya se acercaban, a Samuel sólo le hable pocas veces. ¿Sabes?

Era un chico muy amable, pero cuando se lo proponía.

Como siempre lo llevaba a su casa, aveces aceptaba, aveces no ¿raro no?

Eso y muchas más cosas es lo que pensaba de ese chico, que por alguna razón, me atormentaba los sueños por las noches, y me déjala viendo al vacío mientras pensaba en el.

El tiempo iba pasando y con ello se acercaban la aterradora fecha de los exámenes, si bien es cierto yo no debería de estar preocupada, mis demás compañeros si lo estaban, y era algo que también me asustaba a mi, era muy raro.

Samuel no resultó ser el único chico en el Grupo, un chico más pequeño llamado Alejandro, y otro un poco más alto llamado Frank, lo acompañaban, al parecer eran mejores amigos desde hace mucho tiempo, al menos tenía amigos, yo estaba sola, aún después de tanto tiempo de estar en la universidad.

Particularmente, ese día, Samuel no había ido a clases ¡Por favor! ¿Quien falta a la universidad?

Sólo este chico de verdad.

El día de clases iba terminando y con ello mi jornada de estudio vespertino empezaba, vaya tela de verdad, que hasta pereza me da todo.

Me dirigía a mi casa, tranquila, mientras escuchaba música en el auto, voltee a ver a mi derecha y ¿¡QUÉ!?

Samuel estaba tirado con moretones, la ropa sucia y una botella de cerveza en la mano.

Me hice a una orilla como pude, y me acerqué a ayudarlo ¿pero que ha pasado?
Samuel! ¡Samuel!-le decía para no comprobar que estuviera, ya saben, muerto, y de nuevo vas con tus absurdos pensamientos Gulianna-¿Samuel, estas bien?

Empezó a toser, madre mía. Que alegría, ya pensaba yo que estaba, bueno, eso.
¿Gulianna, eres tu? -Su voz sonaba débil- ¿que haces aquí?

Eh Tío, que te he visto desde el auto, ¿que te pasó?

Unos... Unos chicos me empezaron a golpear porque no les quise dar mis cosas.

¿y por eso llevas una botella de cerveza?

Deberías irte mejor.

No Samuel, déjame ayudarte ¿vale?
Te ves muy mal, ven.

Aquello último que dije ni yo me lo creía, y lo que estaba por hacer menos.

Pase una mano por la espalda de Samuel para ayudarlo a levantarse, mandando la botella a un lugar sin importancia, al tenerlo en pie, lo metí como pude en la parte trasera del auto, madre mía, si aquella era la escena más bizarra que te podrías encontrar.

Puse en marcha el auto y conduci hasta la mi apartamento, era una alegría que hubiera ascensor, con semejante tío no iba a cargar por las escaleras.

Al llegar a mi apartamento lo primero que hice fue curar sus heridas, había uno que otro moreton sangrante, una ceja rota, un labio partido, ¿que clase de paliza le habían dado a este chaval?

No se, pero cuando lo voltee a ver, ya se encontraba dormido.

Real Love♥.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora