Capítulo 5. Muñeco.

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Hiro había sido robado por un niño quien lo maltrato mucho, pero al oír a Naya recordó que ya no estaba solo y no tenia porque aguantar que lo tratara así, se levanto y le grito que lo dejara, eso permitió que Naya lo encontrara, ella lloraba desesperada, lo abrazo con todas sus fuerzas y el hizo lo mismo, se disculpo por ser descuidada y Hiro la empujo pues no debía disculparse, no era su culpa, seco sus lagrimas con sus pequeñas manos y Naya se río.

-¿De que te ríes?- Pregunto el algo indignado.

-Eh...- Naya se puso nerviosa. –Me pediste que encontrara una razón para reír...

-... ¿Y cual razón encontraste?- Dijo él aun molesto, pues pensaba que se burlaba de el.

-Te... -Dijo muy nerviosa, sin saber que decir.

-¡Dime!

-Te ves muy gracioso usando tus manitas de trapo... -Dijo ella tímidamente.

Hiro se río sin querer y menciono que seguro era así y le agradeció recordar lo que le pidió, recordó entonces que debía comprar algo para comer, pues ya estaba anocheciendo, ella creyó que era mejor volver a casa para que lo cosiera, pues estaba maltrecho, pero el le grito que debía preocuparse también por ella, además que como era un muñeco, no sangraba ni sentía dolor, podían esperar un poco, Naya lo pensó y apenada acepto.

-¿Sabes? Cuando te vi por primera vez en televisión, creí que solo eras un engreído...- Dijo ella con mucha ternura. –Pero eres muy atento conmigo.

-¿Cómo que solo? –Pensó Hiro sonrojado, pero no dijo nada.

Naya lo vio y creyó que quizás era por el lodo que le cayo, así que de nuevo lo dejo pasar y volvieron al súper mercado, aunque Naya seguía viendo molesta a los guardias que se hicieron a un lado cuando entro, compro lo necesario y volvieron a casa sin ningún otro percance. Mientras se preparaba la comida, Naya cosía a Hiro, estaba nervioso y se sentía extraño por eso.

-¿No te duele?.- Pregunto ella, pues Hiro miraba a otra parte.

-No... No siento dolor... Aunque... -Dijo el pensando sorprendido, pero antes de terminar de hablar Naya se levanto para revisar la comida y servirla, Hiro movía su brazo recién remendado. –Sentí... sus manos...

-Aun no puedo creer lo que paso.- Dijo ella sentándose a comer.

-Deja de pensar en eso, el niño fue muy hábil.- Dijo el aun moviendo su brazo.

-Me refiero a que estés dentro de ese muñeco.- Dijo nostálgica, solo viendo su comida. –Si resolviera mis problemas de la forma correcta, esto no estaría pasando.

Hiro la veía, pero no sabia que hacer ni como consolarla porque nunca había vivido algo así, vio entonces la comida y creyó que seria buena idea cambiar el tema y halagarla por lo que hizo.

-Se ve delicioso lo que hiciste.- Dijo el tranquilamente, sonriendo. –Me gustaría probarlo, pero ya te puedes casar.

Naya lo vio por primera vez como veía a los otros hombres y eso asusto a Hiro. –Nunca seré ama de casa ni esta en mis planes casarme.

-Solo era un halago... -Dijo el riéndose nervioso y Naya golpeo la mesa.

-Seré una gran diseñadora y no me importa nada mas.- Dijo ella, respirando para calmarse. –Además no puedo convivir con ningún hombre, pero tampoco puedo diseñar ropa para ellos porque no puedo acercarme...

-Perdona...- Dijo Hiro. –Yo tampoco puedo convivir con otras personas.

-Me di cuenta por como se comporto tu manager ayer.- Dijo Naya comenzando a cenar y Hiro solo se quedo en silencio, cuando ella termino de lavar los platos le dijo que tomaría un baño, que al día siguiente comprarían algo para lavarlo en seco, Hiro lo agradeció, bajo solo de la mesa, pero Marco llego entonces, se dio cuenta que olía a comida y fue a verla, así que Hiro se quedo sentado junto a la mesa sin moverse, Marco estaba muy contento pues hacia mucho no cenaba algo hecho en casa, reviso la alacena y el refrigerador y todo estaba lleno, se sintió tan agradecido que quiso hacer algo por ella, vio a Hiro en el piso y al verlo tan sucio, lo tomo para echarlo a la lavadora, él no pudo hacer nada esta vez, pues no quería alterarlo si se iban a quedar con Marco a vivir.

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