Capítulo 1. Hiro

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-La hora de las brujas es a la media noche...- Dijo una chica observando el reloj de su cuarto, que parecía más para una niña pequeña, aunque ella no lucia acorde con el, estaba hincada frente a un espejo y había dibujado en el piso un pentagrama con muchos más símbolos, y velas, puso las manos sobre dos de las puntas de la estrella, dentro había colocado un muñeco de trapo, en el centro, recitó en voz baja e imperceptible unas cuantas palabras, cada una de ellas avivo el fuego de las velas, resonando en el silencio, su luz se propago encendiendo el contorno de la imagen y se propago por la habitación, la chica estaba sorprendida, emocionada.

-No quiero seguir sola. - Su voz se extinguió en el silencio.

Mientras un joven muy apuesto volvía a su casa, una, abrió la puerta un poco melancólico, a había un enorme espejo del tamaño de la pared, se detuvo un segundo antes de entrar mirando sus propios ojos reflejados, suspiro y quiso forzar una sonrisa, y repitió la misma frase que aquella chica.

Una luz surgió del reflejo y él se sorprendió al ver a la chica, como si fuera una puerta, la luz de la habitación de la chica escapo por el espejo golpeándolo, quedo inconsciente. Pero cuando la luz regreso al cuarto de la chica tiro las velas, ella quedo horrorizada, se mordió los labios antes de gritar y corrió por todo el cuarto tratando de recordar donde dejo el extintor, apago todo y cuando el humo se disipo, con todas las luces extinguidas comenzó a temblar cuando escucho una voz venir del circulo.

El chico despertó en aquella habitación, sentía una extraña sensación, estaba desorientado y al incorporarse se dio cuenta que todo le parecía un poco más grande de lo habitual, las velas se habían consumido y estaba en el centro de aquel símbolo, y frente a él estaba la chica temblorosa, pero queriendo sonreír, dio un salto asustado por ella, quería saber si estaba bien, pero por más que trataba no podía correr, torpemente le alcanzo a rozar la pierna, fue cuando vio sus manos, dos muñones de tela en lugar de manos, y la chica de nuevo se mordió los labios para no gritar del miedo.

-¡Ahgg!- Grito él y la chica salto a taparle la boca.

Ambos estaban impactados, salieron del shock hasta que la madre de la chica toco a su puerta preguntándole si estaba bien, ella se levantó presurosa, cerró la puerta con llave y recogió todas las cosas incluido el muñeco de trapo, lo arrojo al armario y le indico a su madre que se había caído de la cama, le hizo la seña al pequeño de guardar silencio y su madre se retiró, cuando lo hizo se acercó al pequeño.

-¿Eres tu Hiro?- Pregunto sorprendida y temerosa.

-¡¿Qué me hiciste?!- Grito el enfurecido y ella empezó a temblar.

-No... No creí que funcionará, solo... solo repetí cosas que vi en las películas y en Internet.

-¡¿Estas loca?! ¿¡que se supone que haga ahora?! – Cuestiono el muñeco furioso. -¿Qué van a decir mis fans?

-¿Tus fans? ¿De que estas hablando Hiro?- Se pregunto la chica.

-¿Cómo de que hablo?...

-Estarás confundido por el tiempo que ha pasado. –Se rio nerviosa. -¿Te acuerdas de mí? Bueno soy más grande ahora, pero éramos los mejores amigos cuando era niña, me llamo Naya.

-... No, no me acuerdo de ti y no creo que sea pretexto para haberme hecho esto.

-Perdóname, enserio no creí que funcionará, pero es que te extrañaba mucho.

-Pues eso no es razón para hacerle... bueno... hacerle esto a quien sea, debes entender que mi vida es ahora así y no tienes cabida en ella.

-¿Vida? – Pregunto la chica muy confundida –Pero si tu falleciste hace 8 años.

-¿¡Que?!- Grito el muñeco y Naya lo cubrió con una almohada para que no gritara. –Si yo era tan joven y en la cumbre del éxito.

-Hiro, me estas asustando, ¿de qué hablas? –Naya estaba muy confundida, pero Decio darse tiempo para aclarar las cosas. -¿Puedes decirme tu nombre?.

-Hiro...- Dijo el casi burlándose de que lo preguntara. –Hiro Rey.

Naya se desmayó de la impresión e Hiro no supo que hacer, era muy pequeño para cargarla e impedir que se golpeara, cuando Naya despertó y lo vio frente a ella, iba a gritar de nuevo, pero Hiro la cubrió con la almohada, cuando se calmó se sentaron uno frente al otro y él le pidió explicaciones, Naya le pidió disculpas pues hace 8 años había fallecido su mejor amigo Hiro en un accidente y desde entonces no podía relacionarse con nadie del sexo opuesto, en su desesperación creo al muñeco donde ahora estaba encerrado haciendo todo ese ritual para traerlo de nuevo a este mundo.

-Que patética. - Dijo Hiro y Naya se rio con lágrimas en los ojos.

-Lo sé. - Reafirmo causando simpatía en su "invitado".

-Supongo que entonces no sabes como sacarme de aquí...

-No...

-Bueno... ¿Sabes que le paso a mi cuerpo?

-No...

-... Pero ¿tienes un plan?

-No...

Hiro estaba muy molesto y le pidió su teléfono para marcar a su representante para que fuera a su casa y ver que le ocurrió a su cuerpo, ella le presto su celular y cuando Hiro marco, escucho a su representante hablando con alguien más, dijo bueno y Hiro no respondió pues oyó su propia voz del otro lado, colgó sorprendido pues no sabía que más decir, Naya le pregunto qué pasaba y él le pregunto que creyó que le pudo pasar a su cuerpo si aun respondía como si el estuviera ahí, ella respondió que quisa solo su alma fue transportada y por eso su cuerpo parecía aun responder, eso calmo a Hiro hasta que ella agrego un "o" y él se preocupó gritándole –O ¿Qué?- asustada ella le respondió presurosa que algo se había apoderado de su cuerpo, eso lo hizo gritar y de nuevo intervino la almohada.

Naya se disculpó de nuevo con él y él quiso salir a su casa a averiguar que había pasado, pero era muy tarde, por lo que ella lo convenció de ir hasta el día siguiente, ella misma lo llevaría, el acepto pues de todos modos no dejarían que se acercaran al Hiro humano, ella le dijo que fueran a dormir.

-¿Dónde puedo dormir? –Dijo mirando a todos lados, dándose cuenta del lugar tan infantil y sintiendo escalofríos.

-Eh... ¿Qué tal en mi casa de muñecas?

-¡Ni loco!- Grito enfurecido, ella se asustó de nuevo y le dijo que mejor en su cajón de pijamas, el acepto aun renuente, pero así lo hizo, y se quedó pensando mientras trataba de dormir.

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