11. Fuego

25 4 0
                                    

Se podía ver a las personas desconcertadas saliendo de las capsulas. Huían despavoridas sin saber por dónde salir. Se hacía difícil caminar por los pasillos sin que te empujaran las personas. Los cables que colgaban rotos de las máquinas y del techo chisporroteaban, el fuego cada vez se iba apoderando más y más de la planta baja, el humo negro cegaba y ahogaba.

El Doctor caminaba como podía entre la multitud. Le dolía mucho el hombro, le seguía sangrando, pero el lo obviaba, porque tenía que ir con El Amo, y un disparo en el hombro no le iba a detener. 

Cuando estaba a punto de llegar a las escaleras. El Doctor se derrumbó en el suelo, siguió intentando llegar arrastrándose con el brazo que tenia bien. Pero al final el humo del fuego consiguió hacer su función. El oxígeno escaso se acabó y El Doctor se desmayó. Las personas de esa planta consiguieron escapar y subieron hacia arriba.

Las demás plantas empezaban a llegar unas llamas.

El Amo seguía en la habitación. Escuchó las alarmas de emergencia. Permaneció unos minutos allí por si El Doctor regresaba, pero al ver que no volvía...

- Ahora si que no me voy a quedar aquí a esperar – Se dijo para sí mismo.

Trató de levantarse. Pero volvió a caerse. Siguió intentándolo, pero sus piernas no le respondían. Una y otra vez en el suelo, otra y otra vez. Se quedó de rodillas.

- Eres inútil...si lo eres...¡Un maldito inútil! – Se lamentaba a si mismo.  Pero no...no voy a dejarte, no, esta vez no te abandonaré. 

Se levantó de nuevo. Esta vez consiguió mantener el equilibrio. Salió lo más rápido que pudo de la habitación. Vio el fuego y a las personas huyendo. Apoyando el la pared se dirigió hacia las escaleras que dirigían hacia la planta baja.

Mientras tanto, El Doctor seguía inconsciente en el suelo. Todas las personas se habían ido. El fuego estaba a escasos centímetros de él. Hacía calor, mucho calor. Casi no se veía nada.

Entonces una mano agarró a El Doctor.

- ¡Doctor! Cof, cof ¡Doctor despierta! Cof, ¡Tenemos que salir de aquí! –

Era El Amo. Zarandeaba a su amigo con la esperanza de que se despertara. Trató de agarrarle, pero seguía sin tener suficientes fuerzas. Eso a El Amo le enfadaba, pero no iba a dejar al Doctor allí. Se quitó la gabardina del Doctor para poder maniobrar mejor. Le agarró de un brazo y comenzó a estirar para que se moviera. Consiguió avanzar unos centimitos, pero resbaló y calló. El humo negro comenzó a entrar en sus pulmones, causando que él también se estuviera quedando sin aire.

Miró a El Doctor apenado. Se acercó arrastrándose y le agarró de la mano.

- Doctor... cof, cof.... Háblame...por favor...cof, cof... - Decía con voz la voz rota.

Sabía que nadie iría a rescatarlos. Estaban en unas instalaciones secretas a miles de kilómetros hacia abajo, la burbuja temporal ya había vuelto a la normalidad. El Amo ya no tenía muchas esperanzas. Solo quería que su amigo se levantara y se le ocurriera alguna idea brillante de las suyas para salir de allí.

- M-Mira...he conseguido caminar jeje...t-te dije cof, cof...te d-dije que podía – Le dijo entre lágrimas.

Le miró y se acercó un poco más. Le agarró con su otra mano temblando. Lloraba desesperado ya sin esperanzas alguna.

- Ábrelos... ¡Abre los ojos! ¡Quiero ver esos brillantes ojos marrones tuyos! ... Quiero ver tu sonrisa... Quiero escuchar tu voz... ¡Por favor despiértate! –

No hubo respuesta, como era de esperar. Miró hacia el fondo del ardiente pasillo. Pudo ver la sala central toda en llamas, pero luego, al lado de esa habitación pudo ver otra puerta más pequeña. Parecían haber unas...unas... ¿¡Eso eran unas naves de transporte!? El Amo sonrió de nuevo y ahora, con más fuerza que nunca, agarró a El Doctor del brazo izquierdo y lo arrastró hasta la habitación donde se encontraban las naves. Agarró la preciada gabardina marrón del Doctor y se la puso a él. Luego, agarró una de las naves y metió al Doctor dentro.

- Por favor, diga el destino donde quiere ir. – Se escuchó la misma voz de robot de antes.

- ¡La Tierra, Londres, año 3684! – Gritó.

La nave se desmaterializó y apareció en el espacio poniendo rumbo a La Tierra. A El Amo se le escapó una sonrisa y luego hizo lo mismo con su nave. Por fin iban a volver a casa. 

The Lab of the TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora