12. Volvemos al principio.

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11 meses más tarde.

La Tierra, Londres, año 3684. Dos naves de transporte que parecen haber venido de otro planeta acaban de aterrizar en mitad de un prado de la montaña. A dentro se encuentran dos hombres. Uno es alto y delgado, con el pelo castaño. Lleva un traje marrón y unas zapatillas Converse all stars blancas. Está herido de bala en el hombro izquierdo. El otro es más pequeño, tiene el pelo rubio y va vestido con unos pantalones rojos con dorados adornos. No lleva ni camiseta ni zapatos. Está lleno de cortes, como si las hélices de un helicóptero se hubieran acercado a él. El Doctor y El Amo habían llegado al fin a La Tierra.

El Doctor comenzó a abrir los ojos después de mucho tiempo. Estaba muy desconcertado y le dolía la cabeza. Volvió a sonar la voz robótica.

- Si desea abrir la puerta diga, abrid. –

- ¡Abrid! –

La escotilla se abrió y pudo pisar nuevamente el verde césped de La Tierra. La cápsula, al mantener los cuerpos en el mismo estado desde que entras hasta que sales, no le permitió a El Doctor curarse su herida, pero no le importaba mucho, simplemente respiraba profundamente el limpio oxígeno del campo.

- ¿Doctor? –

Se escuchó una voz de asombro por detrás de él. Era El Amo. Ya había salido de la nave. El Doctor se alegró tanto de volver a ver a su amigo sano y salvo que no pudo evitar que se le escapara esa sonrisa resplandeciente que tiene. Corrieron y se abrazaron. El Doctor levantó a su amigo y comenzó a girar en si mismo. Luego se quedaron mirando a los ojos, y entonces, El Amo le dio un beso al Doctor. El Doctor se puso rojo, se quedó parado unos segundos, pero luego se lo devolvió.

Empezaron a reír. Se tumbaron en la verde hierba. Contemplaban el azul cielo en silencio.

- ¿No sientes un poco de lástima por tus padres? Se han vuelto a quedar atrapados. – Preguntó El Amo.

El Doctor se giró y le miró fijamente a los ojos.

- Si, pero sé que siguen viviendo ahí arriba sanos y salvos. ¿Y tú? ¿Sientes lástima por tu padre? –

- Me mintió, no fue a rescatar a mi madre y murió allí y luego no me ayudó a mí. Creo que tengo derecho a decir que no siento ni el más mínimo pesar. – Respondió.

El Doctor suspiró y volvió a mirar hacia el cielo.

- Si, supongo que tienes todo el derecho –

Siguieron contemplando el cielo con las nubes formando formas peculiares. Los rayos solares se filtraban en las verdes hojas de los árboles que caían lenta y delicadamente en el césped. Los pájaros volaban en pareja en el cielo.

- Gracias – Dijo El Doctor. Esta vez tú has sido el héroe.

- No creas, debería darte las gracias a ti, ya que si tu no hubieras venido a sacarme de esa máquina ninguno de los dos estaríamos aquí ahora. –

- Bueno...nos hemos repartido el trabajo. –

Rieron. Pero luego se dieron cuenta de que les faltaba algo...algo muy, muy importante...

<< ¡¿Dónde está la T.A.R.D.I.S?!>> Pensó El Doctor. Se levantó y miró a los alrededores.

- ¿Qué pasa ahora? – Preguntó extrañado El Amo.

El Doctor no respondió. Sacó su preciado destornillador sónico de uno de los bolsillos de su marrón traje y comenzó a escanear la zona.

- Que extraño, dice que está aquí abajo. A ver si puedo regular esto para que...- Susurraba.

- Espera... ¿Estás hablando de la T.A.R.D.I.S? ¿Está ahí abajo? – Seguía preguntando El Amo.

- Aja, ahora estoy intentando ver si puedo hacer... ¡Esto! –

El Doctor ajustó su destornillador sónico y en menos de unos segundos, la T.A.R.D.I.S se materializó justo a sus pies.

- ¡Molto bene! – Dijo feliz El Doctor.

- ¿Como lo has hecho? Ese truco no me lo has enseñado a mi –

- La he llamado, ¿No es fantástico? – Dijo El Doctor con una sonrisa. –

Entraron dentro de la T.A.R.D.I.S y pusieron rumbo a su próxima aventura. 



Written by: Roxi_1242_

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