Capítulo 4: Yendo más allá de aquel gran bosque:

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Al día siguiente, desde temprano me encontraba en el huerto buscando plantas para más medicina cuando, vi que los rosales estaban floreciendo hermosamente, acercándome donde se encontraban respire hondo de su delicado aroma... esto es relajante. Así que también decidí cortar unas rosas para colocarlas en la entrada de la Mansión para cuando la Anciana regresara.

— Cabeza, corto. Cabeza, corto —

Ella por su parte, había ido al orfanato a visitar y a la vez dejar ropa a los niños e insumos por mi cuenta, yo no quise ir para que los niños no me relacionaran con ella y pensaran que yo vivo en la cima mientras ellos no... me destruirían el corazón.

Regresando a la mansión nuevamente, quite las espinas de las rosas y las coloque en un gran jarrón que tiene en la entrada así como, sustituyendo las flores marchitas.

— Se ven hermosas —

Cuando escuche esa gran puerta de madera se abrió de repente y con ello, la Anciana entro agitada.

— ¡Liz, cariño! —

— Anciana, tus emociones se sienten alteradas ¿Qué sucede? —

Por una extraña razón siento que... nada bueno pasara, aunque su rostro se mira tranquilo, siento sus emociones alteradas si... puedo percibir las emociones de las personas sin que digan una sola palabra o aunque sus rostros estén relajados, simplemente ver sus ojos puedo saber qué es lo que esconden.

— ¡Ve a tu cuarto rápido! —

— ¿Q-qué sucede? —

En ese instante tocaban la puerta, con ello una mucama apareció viendo a la Anciana desconcertada.

— Quédate atrás mío cariño, nada te pasara te lo prometo —

¿Qué?... ¿qué está pasando?... por favor, dímelo tal vez yo, puedo ayudarte. Me coloque atrás de ella agarrando sus vestidos mientras que ella ponía una mano enfrente de mí, en señal de protección.

— Abre —

— Si Señora —

La mucama se acercaba con miedo y finalmente abrió la puerta, en el momento de hacerlo aparecieron varios caballeros y con ellos... aquel caballero imperial de ayer.

—Es una gratitud saludar a la antigua luz del Imperio —

— Nunca seré la luz que guie esta porquería —

...

...

¿Escuche bien? ¿La Anciana acaso... dijo eso? Sabía que ella odiaba la Familia Imperial pero... nunca me imaginé hasta qué punto.

— Que quieres—

— Su Majestad, la Emperatriz desea ver a lady Liz —

Pude ver que el rostro de la Anciana había quedado totalmente en blanco, su rostro se desvaneció por completo y sus manos se sentían frías... sus emociones... se sienten revueltas intentando quedar claras.

— He venido por ella, cuando el sol intente esconderse ella se encontrara de regreso aquí —

— Así que ella... finalmente se dio cuenta —

Espera... ¿hablan de mí? ¿Mi existencia? ¿¡Pero por qué!? ¡No entiendo absolutamente nada!

— Cariño —

De repente, su voz me llamaba así que solo pude jalar un poco su vestido y mirarla con pánico... no me digas que ella.... ¿también me quiere torturar? Ya no más por favor.

The secret of a Kingdom: Saga Corazón de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora