Capítulo 9: Una invitada algo interesante:

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Los días habían transcurrido desde entonces, todas las mañanas me dirigía al jardín para desayunar con la Emperatriz lo cual, parecía disfrutar de mi compañía y por la tarde almorzaba con la Princesa y Alejandro por otro lado, desde aquel día lo que sucedió en el campo de entrenamiento he intentado averiguar qué rayos me sucedía, ya que cada vez que lo veo a Alejandro mi corazón comienza a latir con gran fuerza y velocidad.

Y mucho más tarde después de almorzar, la Princesa y yo nos encontramos en su despacho para seguir con las clases de etiqueta, mi avance va muy bien lo que provoco curiosidad por parte de la Princesa.

Ahora mismo me encontraba caminando hacia el despacho de la Princesa después de haber desayunado con la Emperatriz, mientras caminaba escuche a unas sirvientas apresuradas y nerviosas.

— ¿Ya llevaste el té al despacho del Príncipe? —

— ¡Aun no, lo siguen preparando! —

— ¡Recuerda que la Princesa Rose está esperando! —

— ¡Lo sé, eso es lo que más temo! —

¿Quién es Rose? ¿Y qué hace en el despacho de Alejandro? Mientras pensaba, en un abrir y cerrar de ojos me dejo de importar y mejor decidí ir al jardín de rosas, por la famosa Rose habría mucho movimiento y no se me apetecía estar cerca de muchas personas pero ¡El jardín de rosas estará hermoso, ya que los arboles ya empezaron a botar sus hojas!

Cuando llegue sentía el dulce aroma de las rosas, así que empecé a caminar entre ellas mientras que a veces me paraba para acariciar los pétalos de esta, lo cual se sentía muy suaves.

Mientras miraba las rosas, había una rosa muy pequeña entre todas las grandes que siempre florecían hermosamente, así que me puse de cuclillas tocándola levemente.

— Algún día serás grande como las demás y serás muy hermosa —

Sonreía levemente siempre cuando me topaba con las rosas ya que, me recuerda cuando iba al huerto de la Anciana, estar aquí es un consuelo que no esté cerca de ella.

Siguiendo mi paseo por el jardín una voz llego a mis oídos, esta era chillona y aguda, para decirlo más claro... era irritante.

— ¿¡Quién te autorizo entrar aquí!? —

Al voltear a ver, mis ojos se contrajeron... la mujer que tenía enfrente de mi vista se trataba de la mujer de la foto que tenía Alejandro escondida en su estantería, su cabello era corto y su estatura no era muy relevante, pero su ropa era demasiado sofisticada.

¿Ella... es Rose? ... no era de dudar, era bella pero no tanto para destacar por eso, así que solo tense mis labios y decidí ignorarla... lárgate de mí vista.

— ¡Respóndeme! —

Su voz irritante seguía entrando por mis oídos, lo cual provocaba que me molestara ¿sabes? No te cuesta nada ignorarme ¿o sí?

— ¡Te estoy hablando! —

Voltee a verla con una mirada seria y fría mientras que ella se miraba muy molesta.

— Lárgate de mí vista mejor —

— ¿¡Cómo te atreves a hablarme así!? —

Dándole la espalda caminaba para salir del jardín, pero ella me seguía por detrás agarrando mi muñeca con fuerza haciendo que la volteara a ver... suelta mi mano mujer... no quiero fosarte a hacerlo.

— ¡Arrodíllate ahora mismo, concubina! —

...

¿Me acabas llamar concubina? Sé que eres una Princesita de cuarta, pero eso no te da derecho de tratarme de esta manera, cuando se trata de autoridad, tú no tienes derecho de dar órdenes... inútil.

The secret of a Kingdom: Saga Corazón de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora