29.Las cosas ahora

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Hola, lamento la larga espera pero entre al colegio y el grado que estoy haciendo me toma mucho tiempo. Intentare solucionar eso para subir capítulos más seguidos, ya que estamos casi al final.

—Despierta— su voz hace vibrar mi cuerpo y mis sentidos despiertan: Siento la cálida piel de Aidan bajo mi, su corazón late tranquilamente bajo mi oído, sus dedos juguetean con mi espalda y su voz mantiene un tono bajo.

Me apreté contra el y abrace su torso aun más fuerte.

—No quiero— respondo perezosa y es que levantarme implicaría pensar de nuevo y si pensaba de nuevo probablemente lamentaría mí decisión y lo que había sucedido la noche anterior.

Aidan ríe y me hace vibrar sobre él.

—Podemos dormir todo el fin de semana, si quieres— dice—pero deberías tener hambre, son las 4 de la tarde.

Mi cerebro despierta de golpe: ¿4 de la tarde? Joder, es tarde.

Me levanto del pecho de Aidan a regañadientes y lo veo frente a mi, mis pulmones se llenan de aire que nos soy capaz de soltar y una punzada sacude mi pecho: no me arrepiento de el.

—Me encantaría un café y quizá una hamburguesa—Digo mientras me levanto de la cama y tomo su camisa, me la pongo y queda un poco grande— Necesito hacer una llamada.

Le sonrió y asiente mientras se dirige al teléfono de la habitación, busco por el suelo mi bolso y saco mi iPhone: dos llamadas de Madison, pongo marcación rápida y salgo al balcón de la habitación para hablar del teléfono.

El timbre suena una, dos, tres veces y entonces contesta.

—Lo siento, algo sucedió y estaba ocupada…—comienzo a disculparme.

—Está bien, solo estaba preocupada, no desaparecías así desde hace un tiempo—se explica.

—No desaparecí, solo tenía aquella cena de la que te hable—le respondo.

—Oh, es cierto, no salías hace tiempo ¿Cómo fue? —pregunta.

—Es complicado, te lo explicare todo cuando vaya a casa.

Muerdo mi labio nervioso y veo hacia Aidan que me observa a unos pasos. No estoy segura sobre cómo están las cosas en este momento y sobre cómo estarán la próxima semana. Pero entonces el timbre de la habitación suena, obligándolo a girarse para ir a abrir, un joven con un carrito entra y lo deja allí, luego le entrega una factura a Aidan.

— ¿Quieres que vaya a recogerte? ¿O vendrás en auto? — me pregunta.

—Iré en auto, estaré allí el viernes.

—Está bien, cuídate, te quiero— dice y lanza un beso.

—Yo también te quiero. Adiós.

Cuelgo el teléfono y me giro hacia la habitación, entro y me acerco al carrito donde Aidan prepara un café con leche, me lo entrega y le sonrió.

—Gracias.

Doy un sorbo al café y dejo que me despierte.

—¿A dónde vas la próxima semana? —pregunta Aidan mientras me visto dos horas más tardes, después de una larga guerra de silencio.

—Ravenswood— contesto simplemente y peino mi cabello a un lado.

Me mira curioso y aprieta un poco la mandíbula.

—¿Qué hay en Ravenswood? —pregunta el.

—Mi familia— le digo y evito su mirada.

Su cara se torna un poco tormentosa y se acerca a mí: toma mi cara en sus manos y me mira fijamente.

—¿Puedo acompañarte? — nunca me esperaría esa respuesta.

Mi respiración para de repente. Y contesto rápidamente.

—Si— mi voz suena como un suspiro.

Aidan sonríe y besa mis labios lentamente.

—¿A dónde iras hoy? ¿Tienes un lugar en Nueva York? —pregunta.

—Vendí la casa de los Hamptons y compre un ático aquí— le digo— Firme el contrato hace una semana.

Asiente pensativo.

—¿Te molesta si me quedo contigo? —pregunta.

—¿Qué sucede con Inglaterra? Pensé que era un viaje de negocios—le digo.

—En realidad, Charlotte planea asistir aquí a la universidad y yo he decidido que seria mejor estar cerca de las personas que me importan— Explica.

—Creo que seria mejor que no lo hicieras, por el momento. Soy consiente de lo que hicimos anoche y no quiero que pienses que estoy dando señales contradictorias, pero así son las cosas ahora. Necesito que vayamos despacio. Me lastimaste, te oculte cosas y todo fue mal.

Aidan asiente.

—Puedo lidiar con eso. 

El Contrato PrenupsialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora