6.Pecado.

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Lo bese y sus labios resultaron ser más suaves de lo que me imaginaba. Al principio me dejo llevar el control del beso mientras movía sus labios suavemente a mi ritmo.

Tomo mi cara entre sus manos y comenzó a tener el control del beso, a diferencia de mi ritmo, el suyo era mucho mas fuerte y feroz, demandaba mucho mas. abrí mi boca permitiéndole meter su lengua y entrelace mis brazos en su cuello, el mordio mi labio inferior y justo cuando nuestras velocidades chocaban se aparto, mirándome a los ojos se alejó de la cama dejándome confundida.

-Beso de buenas noches, debo suponer -le digo mientras apoafga la luz de la habitación y solo veonsu silueta en la puerta.

Su risa profunda resuena en mi habitación.

-Por ahora- dijo bajo y se fue.

Me pase los dedos de la mano por mi cabello y me acosté sonriendo en la cama. quizás necesitaba ese beso para libertad tensión.

***

Cuando desperté al siguiente día, lo primero que hice fue pedir una michelada, tenia una terrible resaca.

Me vestí en uno de mis caros bañadores de una pieza color negro y me coloque un sombrero negro con gafas a juego.

Baje a la alberca y me senté en una de las sillas de bronceo, cerré mis ojos.

No había visto a Aidan en toda la mañana y lo peor es que recordaba todo lo que hice anoche.

Pedí una jarra de Michelada para tomar mientras estaba tomando el sol y comencé a relajarme, entonces sentí una sombra tapándome el sol, me quite los lentes de sol mientras tomaba un trago de michelada.

Me encontré con la fornida figura de Aidan quien unsaba un bañador y se disponía ir a la alberca. Sonreí y el me tendió una mano.

-¡Aqui estas! pense que habrían huido por lo de ayer-le comente juguetona y deje mi michelada en la mesa para darle la mano y levantarme.

Estábamos de frente, conectando nuestros ojos y el sonrió.

-No soy de los que huye y menos de una mujer hermosa-dijo y me guió hasta la alberca, yo solo sonrei.

Al llegar, Aidan se metió a la alberca y me dio una mirada antes de hundirse.

-¿Vienes?- pregunto.

Me quite el sombrero y las gafas mientras bajaba por las las escaleras hasta la parte mas onda, donde el agua me llegaba hasta los hombros, alcanzando a Aidan, quien al verme me tomo por la cintura y me pego a el, comenzó a besarme el cuello.

El Contrato PrenupsialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora