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Pov t/n

Ya había avanzado bastante cuando nos quedamos sin luz natural.

- Bueno.- dije poniéndome de pie y estirándome.- Por hoy es todo, ya no hay luz de sol. Te agradezco tu ayuda.

- Ah, ¿Ya me puedo mover?- dijo expandiendo sus alas y bajandose del lecho de almohadas.- No te voy a mentir, es muy cansado pasar tantas horas como una estatua.

- Debiste decirme que estabas incómodo y habríamos tomado un descanso.

- Es que estabas tan concentrada que no quise molestarte.-Dijo con una sonrisa.

- Bueno, ya puedes vestirte, debes tener hambre ¿Puedo ofrecerte algo?

Una vez con su ropa puesta nos sentamos a comer en la sala, pedí pollo frito a domicilio y coincidió que era su comida favorita.

- ¿Y desde cuándo pintas?- me preguntó mientras devoraba una pieza de pollo.

- Pues... No sé, siempre, creo...

- Debes tener muchos años de práctica para hacer el trabajo que haces, es increíble.

- Te agradezco el cumplido.-respondí.- como no tengo un quirk me hace feliz saber que aún así hay algo que me hace especial.

- Los quirk no nos hacen especiales.- me dijo.- sólo forman parte de nosotros, saber usarlos podría contar como algo especial y no todos pueden hacerlo, en cambio tú tienes un talento que además de darte de comer evidentemente te apasiona y te hace feliz.

- ¿Cómo sabes que me apasiona tanto?- pregunté con curiosidad por saber cómo había llegado a esa conclusión si yo no lo había mencionado.

- Lo noté en tus ojos, acabo de pasar alrededor de ocho horas mirándote fijamente, no me subestimes, tengo vista de halcón.- Bromeó.- te observé mientras trabajabas y en verdad sentí que estabas disfrutando cada segundo que pasabas delante de ese lienzo.

- te observé mientras trabajabas y en verdad sentí que estabas disfrutando cada segundo que pasabas delante de ese lienzo

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- Bueno, es cierto, lo disfruto bastante.

- Más que eso, te olvidas del mundo ¿No?

- ¿A qué te refieres?

- Cuando cantabas, dijiste que olvidaste que no estabas sola, me da la impresión de que cuando pintas sólo son tu lienzo y tú.

- No lo había visto de ese modo.- Respondí avergonzada, ya había olvidado que me puse a cantar como si nada. Qué pena.

Entonces él se quedó mirando a un punto fijo de la habitación. Seguí su mirada y me encontré con su pluma sobre la mesita dónde la había dejado.

- Ah, lo siento -dije.- Creo que se te calló cuando entraste rodando por mi ventana, la encontré durante la limpieza y no pude tirarla.

-Que bueno que no lo hiciste.-Respondió llendo a tomarla.- No son como el cabello, no las tiras cuando se te caen.- entonces la pluma comenzó a dar vueltas a mi alrededor como si tuviera vida propia.- cada una es única y las controlo a voluntad, si se caen vuelven a mí, hace días que la busco.

Miedo a las alturas.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora