Extra

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Al cheeto soy bien buena honda así que disfruten de este pequeño capítulo extra. ❤️

Sólo porque nunca lo exploté en el fanfic.

Primavera.





Pov Hawks

Estaba en mis rondas diarias, sobrevolando la ciudad, era un día especialmente tranquilo y soleado.

El clima era fresco, los pájaros cantaban y los árboles de Sakura estaban en su punto.

Eso es una pésima señal...

El clima agradable se limitaba al exterior porque dentro de mi cuerpo ardía el infierno mismo, salir a trabajar hoy fue una pésima idea, pero con T/N en casa tampoco parecía una opción quedarme.

Siempre encuentro la forma de escabullirme durante la primavera, pero esta vez no tuve oportunidad de encerrarme en un cuarto de hotel.

El calor se estaba volviendo insoportable y mis plumas no dejaban de esponjarse, entorpeciendo mi vuelo.

Resignado, avisé a la agencia y volví a casa.

- ¿Keigo?- Preguntó la voz de T/N al escucharme entrar.

- Hola pajarito.- Saludé aferrándome a mi cordura para no atacarla.- ¿Está nuestra polluelita?

- No, está con mi mamá.- Respondió viniendo a verme, había estado en su taller.- Pasó a recogerla de la guardería y se la llevó de paseo, volverá por la tarde.- Dijo mientras limpiaba su pincel en su ropa.

- Ya veo.- Dije aliviado, al menos tenemos un momento, si me controlo podría...

- Keigo, pollito, ¿Estás bien?

- A decir verdad, no.- Respondí.- Ya es primavera.

- Lo es.- Dijo sin entender.

- Recuerdas que te conté lo que me pasa en primavera ¿No?

- Es verdad.- Dijo al darse cuenta.- Tu... celo... Lo siento, lo olvidé, como nunca estás aquí esos días.

- Sí, me voy porque la última vez que hice eso con una chica en este estado ella no volvió a buscarme.- Bufé.- Creo que se molestó por sus piernas, o por las marcas, o por...

- Ya entendí.- Dijo ella.- ¿Qué deberíamos hacer?

- Puedo controlarme, sólo ayúdame a llegar a la habitación y a tomar un baño de agua fría. No puedo ni moverme.- Respondí.

Ella me tomó del brazo y me llevó hasta la habitación, me ayudó a desvestirme y me llevó hasta el baño, sus manos quemaban sobre mi piel, me metí en la ducha y ella dejó salir el agua fría que me golpeó de repente ayudándome a pensar con claridad.

- ¿Te sientes mejor mi amor?- Preguntó mientras me colocaba el cabello hacia atrás.

- Sí, cantarito, gracias.- Suspiré.- ¿Puedes dejarme a solas un momento? Necesito dejar de pensar en sexo.- Supliqué.

Ella rió nerviosa.

- De acuerdo.- Y se fue.

Tan comprensiva como siempre.

Al principio, cuando la traje de vuelta a casa parecía perdida, pintaba todo el tiempo los paisajes del bosque, atendía a nuestra hija e iba a dormir, yo procuraba volver a casa siempre para dormir con ella, cada noche tenía pesadillas, se despertaba llorando y me abrazaba y me suplicaba que no la dejara ir.

Fue difícil.

Muy difícil.

Pasaron años para que ella pudiera recuperarse del todo, readaptarse y dejar que nuestra hija, Akemi, fuera sóla a la guardería o con sus abuelos, no quería separarse de ella un sólo segundo.

Miedo a las alturas.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora