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Pov t/n

Estaba acariciando su cabello mientras dormía, no me atrevía a apartar los ojos de él, necesitaba verificar su estado constantemente.

Cuando lo ví cayendo así mi corazón se aceleró de miedo, miedo a perderlo.

- Estás loco.- Susurré.

En mitad de la madrugada él despertó, parecía sentirse bastante mejor.

- Lamento que me hayas visto así, pequeño mirlo, pero no podía ir a un hospital.

- ¿Y eso por qué?

- Los detesto.

- Sé que no son lugares agradables pero necesitabas ir.

- Confío en tus hábiles manos.

- Reza para no tener una infección o un órgano perforado.

- Honestamente esa espina también fue una sorpresa para mí, no supe ni cuando llegó ahí.

- Pudo haber sido la adrenalina.

- Pero descuida, pajarito. No me atrevería a morir sin haber visto tu bonito rostro una última vez. Tenía que volver aquí y verte.-dijo levantándose lentamente sosteniéndose el vendaje en la cintura.- abrazarte.- me abrazó.- Besarte.- y me besó.- y tocarte.- Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda.- ¿Cómo podría partir si ni siquiera he tenido ocasión de probarte por completo? Mi ruiseñor.- Me besó el cuello.

- Hawks, no creo que sea buena idea hacerlo ahora. Estás recuperándote. Si haces grandes esfuerzos tu herida se abrirá.

- ¿No quieres hacerlo conmigo?- preguntó como un niño berrinchudo

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- ¿No quieres hacerlo conmigo?- preguntó como un niño berrinchudo.

- Claro que quiero, tonto, sólo no ahora, no cuando está tu salud de por medio.- dije mientras él seguía repartiendo caricias por mi cuerpo.

- Estaré bien, soy fuerte.- dijo sonriente, parecía otro, sus pupilas se agrandaron y sus plumas se veían esponjadas y brillantes.

Suspiré, a decir verdad yo también tengo muchas ganas pero no quiero lastimarlo.

- ¿Tiene que ser ahora?-le pregunté deteniendo su mano en mi mejilla.

- No sabes si habrá otra oportunidad.- me dijo con sus ojos llenos de deseo.

- Bien.-dije haciendo que volviera a acostarse.- pero deja que yo lo haga, así no podrás abrirte la herida.- me subí en él con mis piernas una a cada lado de su cuerpo y me agaché para comenzar a besarlo.

- Tú mandas esta noche, pajarito.

Con sus manos comenzó a recorrer desde mi cintura hasta mi espalda y comenzó a bajar por donde ésta pierde su nombre, retirando lentamente los shorts de mi pijama. Me erguí para quitarme la camiseta y le quité los pantalones.

Miedo a las alturas.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora