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Pov Hawks

Cada sonido que salía de su boca era una invitación a continuar.

¿Cómo podría olvidar aquella primera vez que la oí cantar?

Comencé a dejar besos por todo su precioso cuerpo el cual se estremecía con el tacto. Me fui deshaciendo lentamente de toda nuestra ropa y me acerqué a lamer su sexo.

Un largo gemido abandonó sus labios y yo me esmeré aún más para escuchar más de esos adorables gemidos suyos. Sus piernas parecían querer ahorcarme.

- Keigo...- dijo mientras me tiraba del cabello, eso me excitó aún más.

- Quiero comerte, pajarito, quiero decorarte entera.- me acomodé frente a su entrada y la penetré con mis dedos. Quería crear la mejor sensación para mí ruiseñor.

No he visto algo más hermoso en mi vida que su rostro tan inocente lleno de placer y deseo.

- Ah... Aaaaaah...- su cuerpo se removía entre las sábanas y sus pezones estaban erectos así que me acerqué para succionarlos.

Tenerla así en mis brazos, era un regalo, el más hermoso de todos. Mi amor, ¿Qué no daría yo por tí? Eres mi vida, mi todo.

Sentía esa emoción creciendo en mi pecho y subí para besarla en los labios con una suavidad exquisita, para saborear todo de ella, para dar gracias al universo o a lo que sea que la pusiera en mi camino.

Mi hermosa y gentil t/n

Mi pajarito cantor.

Nací para escuchar su dulce y encantadora voz.

- En verdad no dimencionas lo mucho que te amo, t/n, tal vez no seas capaz de notarlo pero entregaría mi vida por el simple privilegio de verte respirar.

- Keigo... Yo...-dijo asombrada.

- Eres mi mundo.-Dije preparándome para entrar en ella.- Eres lo más hermoso que tengo, lo único que vale la pena para que yo quiera vivir. No te merezco.

- Claro que lo haces, tú eres... Ah...- entré y comencé a hacer un ligero va y ven con mi cadera.- tú eres increíble, mi vida.-continuó.- y tengo suerte de tenerte.

Volvimos a besarnos e hice que se levantara para que quedar sentada sobre mí.

Poco a poco sus manos fueron hacia mi espalda rasguñandola y  acariciando el nacimiento de mis alas y haciéndome estremecer.

- Tocalas de nuevo.-Pedí, eran un área en extremo sensible y sus manos.sobre ellas se sentían muy bien.

Aumenté la velocidad de las embestidas y ella se agarró de mis alas como si fueran riendas haciéndome explorar una sensación desconocida

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Aumenté la velocidad de las embestidas y ella se agarró de mis alas como si fueran riendas haciéndome explorar una sensación desconocida.

Llegamos al clímax al mismo tiempo y le pedí que se pusiera en cuatro. Tenía tantas ganas de hacer el amor con ella esta noche que no pararía por nada del mundo.

Miedo a las alturas.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora